En la breve sesión plenaria de ayer se escenificó el cierre de otra crisis municipal. De nuevo un intento de alcanzar la normalidad. Un concejal que tomó posesión, Enrique Lobato, acompañado de su familia y de su agrupación, incluida la secretaria general, Evangelina Naranjo; y otro que formalizó su renuncia tras siete años: Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, quien acudió por primera vez como público al Consistorio. En sus actas, los concejales, que volvían a intercambiarse los papeles: Nieves Hernández como portavoz, Maribel Montaño en Presidencia, Alberto Moriña como portavoz del grupo socialista y Manuel Rey como delegado de Urbanismo.
En medio de tanto cambio, la estructura apenas adelgaza, sólo se redistribuye. Aunque se elimina una de las cinco macroáreas, dos permanecen casi intactas -Economía y Empleo, el dominios de IU; y Bienestar Social, en manos de Francisco Fernández-. Y las otras dos salen reforzadas. Coordinación, dirigida por la nueva portavoz, Nieves Hernández e Innovación, el área de Martínez Troncoso.
El baile de altos cargos ha sido reducido. Sólo en Urbanismo hay de momento una amortización clara de un puesto, el de coordinador general que deja Manuel Rey. Otras salidas como las de Daniel Zambrano o Javier Fernández se redistribuirán. En este último caso, el militante de la agrupación Macarena y ex director del área de Gobernación y Educación fue nombrado la pasada semana como delegado provincial de Medio Ambiente. Su puesto lo ocupará Emilia Barroso, quien tuvo que dejar su cargo de delegada no electa para permitir la reestructuración interna para cubrir la baja de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.
La resolución también reduce las competencias de la dirección de Hacienda, que dirige Manuel Llorente. Se libera de Patrimonio y Contratación pero seguirá con los planes extraordinarios de inversión.
