Las grandes hazañas siempre deben contarse. Y la del sevillano Cine-Club Vida es una de ellas. Medio siglo de trayectoria avala un fórum que ha vivido toda clase de avatares pero que nunca cesó de proyectar películas. Un amplio libro glosa una gesta que continúa en marcha cada viernes en Cajasol.
El cine-club Vida. 50 años de historia es el título del libro que ayer se presentó y cuyo contenido se pasea por todas las avenidas y callejones por los que ha atravesado en medio siglo de trayecto esta pequeña iniciativa impulsada por los Jesuitas en 1957. Editado por la Fundación Cajasol -cuya sede se convierte cada viernes en una acogedora sala de cine-, el libro compila el listado de las películas proyectadas, reúne centenares de críticas y condensa la historia del fórum a través de las visiones de quienes, alguna vez, formaron parte de este pequeño mundo, entre ellos, el crítico de El Correo, Francisco Casado.
El catedrático de Comunicación, Rafael Utrera, coordinador del volumen, tiene muy claro cuál es la esencia del Vida: "Aquí se viene, no sólo a ver cine, sino a estudiar cine", dijo en relación al clásico esquema de "presentación del filme, proyección y posterior coloquio" que el cine-club mantiene en vigor.
Y quizás reside en esa ecuación, devastada hoy por el consumo rápido, donde se halla la explicación del auge que en la ciudad está tomando este militante foco de cinéfilos. Sólo en 2007 pasaron por él 10.000 espectadores, y en cada sesión, no menos de 90 personas aguardan la charla posterior a la película. "Los jesuitas siempre consideramos el cine no como un mero espectáculo, sino como un vehículo formativo", aseguró ayer el padre Manuel Alcalá, fundador del cine-club.
Así pues, ¿cine religioso?, ¿películas con mensaje moral? "Nada de eso, hoy, ya no existe ninguna vinculación directa con la orden", dijo. Y sin embargo, echando un vistazo al pasado, cintas como El diablo sobre ruedas, Deslizamientos progresivos del placer o Un perro andaluz pudieron conocerse muchos años atrás. "Siempre hemos estado abiertos a cualquier buena película, fuera del género que fuera, incluso durante el franquismo, proyectábamos filmes que estaban mal vistos", comentó Alcalá.
En el largo periplo del Vida, la elección de los títulos sólo se ha visto condicionado por una idea: "Apostar por el cine-arte y por el cine-cultura en vez de por el cine-empresa". Lo que no quita que en la curiosa historia del cine-club, que por su longevidad compone también casi una historia del séptimo arte, se hayan colado singulares filmes como Speed.
Otro capítulo importante al que atiende el libro es el de las anécdotas. El ex presidente de la Junta, José Rodríguez de la Borbolla, filmó una película cuando el cine-club ofrecía cursillos de dirección y Alfonso Guerra, siendo vicepresidente del Gobierno, presentó un filme de François Truffaut al poco de fallecer éste.