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El cine de acción de los ochenta

el 12 ago 2010 / 14:06 h.

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De vida bastante corta, el conocido como actioner fue un género que, durante un lustro de los años ochenta (el que transcurrió desde el estreno de la magnífica Acorralado hasta el de la primera entrega de la no menos espléndida Jungla de cristal), contó con muchos adeptos a los que el discurso políticamente incorrecto de las cintas, en las que se potenciaba el personaje del Guerrero, un héroe solitario abandonado por el sistema que luchaba por una causa en la que sólo él creía, cautivó desde un principio. A este discurso se unía, qué duda cabe, la fascinación del público por la espectacular aspereza de las secuencias de acción y la crudeza con la que casi siempre se exponía el acto de matar.

Abandonado como decíamos cuando se impuso el tipo de héroe más blando que encarnaba el John MacClane de la cinta de McTiernan, ello no ha significado que los que crecimos con ese tipo de cine lo hayamos olvidado, y sólo así se explica que, en los últimos tiempos, cintas como La extraña que hay en ti o, en mayor medida, el Shooter de Mark Wahlberg hayan intentado rescatar para el gran público a esos personajes con un sentido de la justicia que va mucho más allá de los libros de Derecho.
Pero tenía que ser Stallone quien, tras sorprender a los amantes del actioner con ese brutal filme que fue su John Rambo, retomara las riendas del mismo con estos Mercenarios, una cinta que reúne a todo un elenco de nombres muy conocidos para los seguidores del cine de género y en el que la estrella de Rocky encarna a Barney Ross, un hombre que no tiene nada que perder.

Intrépido y carente de toda emoción, es el líder, el sabio y el estratega de ungrupo de hombres estrechamente unidos que viven al margen de la sociedad. Por lo único que siente Ross apego es por su camioneta, su hidroavión y su equipo de modernos y leales guerreros. Es un auténtico cínico que describe lo que hace como "librarse de las manchas difíciles de quitar".

El equipo que le respalda lo integran Lee Christmas (Jason Statham, digno heredero de los justicieros de antaño), antiguo efectivo de las fuerzas especiales y un experto en todo lo que tenga un filo; Yin Yang (Jet Li, al que poca presentación le hace falta), un maestro en el arte del combate cuerpo a cuerpo; Hale Caesar (Terry Crews, ex jugador de la NFL), quien conoce a Barney desde hace 10 años y es un especialista en armas de cañón largo; Toll Road (Randy Couture, ex luchador de lucha libre), hábil experto en demoliciones y considerado el intelectual del grupo; y Gunnar Jensen (Dolph Lundgren, el temible Ivan Drago de Rocky IV), un veterano de guerra y experto francotirador que lucha contra sus propios demonios.

Cuando el misterioso Church (Bruce Willis) ofrece a Barney un encargo que nadie más aceptaría, Barney y su equipo se embarcan en lo que parece ser una misión rutinaria: derrocar al general Gaza, el dictador asesino de la pequeña isla de Vilena, y poner fin a años de muerte y destrucción infligidas a su gente.

En una operación de reconocimiento, Barney y Christmas encuentran a su contacto, Sandra (Giselle Itie), una integrante de la resistencia local con un oscuro secreto. Pero pronto descubrirán quién es su verdadero enemigo: el rufián ex agente de la CIA James Monroe (Eric Roberts, hermano de Julia Roberts), y su mano derecha, Paine (Steve Austin, ex luchador profesional de la WWF).

Cuando las cosas se ponen muy feas, Barney y Christmas se ven obligados a abandonar a Sandra en el lugar, condenándola así a una muerte segura. Obsesionado por esta operación fracasada, Barney convence al equipo para regresar a Vilena con el fin de rescatar a la rehén y poner fin al trabajo que había empezado. Y acaso para salvar un alma... la suya propia.

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