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El cine del rey moro

Aquello es un descampado lleno de matojos y con las paredes pintarrajeadas, pero los vecinos, que luchan por él desde hace años, lo han convertido en una especie de ‘Cinema Paradiso’.

el 17 ago 2011 / 18:16 h.

Al principio de la calle Enladrillada hay una pared a media altura pintada de grafitis y un portón que guarda tras de él un solar abandonado donde cabrían las tropas del Imperio Romano. Cualquiera que pase por allí no sabría decir al instante que antiguamente eso era una antigua huerta medieval junto a la casa de un rey moro, ni que está catalogado como Bien de Interés Cultural, ya que alberga restos arqueológicos de gran interés. Este espacio, que permaneció décadas abandonado, fue reabierto al barrio hace más de siete años por un grupo de vecinas. Desde entonces, además de haberse convertido en un impagable pulmón para el vecindario de los alrededores, un verdadero trozo de campo en mitad de la ciudad, ha albergado multitud de actividades e iniciativas ciudadanas. Hace tan solo tres años que se ha abierto un cine de verano. La idea se acogió con gran ilusión y ganas de recuperar las tradiciones antiguas, y ahí sigue cada martes.

Los espectadores que estaban allí esta semana comentaron que es una buena idea recuperar estas costumbres de antaño con el fresco, los amigos y el tentempié del ambigú. Este cine se asemeja a los de antaño: un espacio abierto rodeado por los muros medianeros de las casas, con suelo de albero y sillas de plástico, que permite disfrutar del fresco de la noche con proyecciones sobre una pared blanca y con un enramado de plantas alrededor del espectador, lo que consigue que en ciertas películas consiga introducir más al espectador. Este es uno de los muy pocos cines de verano que quedan en la ciudad, y de entre ellos es el único que conserva la que podría llamarse fisonomía clásica.

Una de las encargadas del recinto, Ana, comentaba el martes que es bueno que vuelvan estos cines de verano que se perdieron y ahora están volviendo a resurgir, tanto por estos grupos individuales como por la Diputación y otras instituciones. Cuando se le pregunta cómo consiguen los filmes para las proyecciones, lo explica con la siguiente expresión: "Son películas que tenemos nosotros." Cada espectador puede llevar una película y proponerla. Entre las que han pasado por allí se pueden encontrar éxitos relativamente recientes como El Gran Lebowski o Los Hombres que miraban fijamente a las cabras. A esta selección de películas sin un criterio preciso la han denominado: Programación Gazpacho, un poquito de to.

El recinto lo gestionan los propios vecinos mediante su participación, ya sea por dedicar un momento del día a cuidar el lugar, regar las plantas, limpiar la zona o aportar dinero para su conservación. Sin embargo el Ayuntamiento de Sevilla también subvenciona el espacio con parte de los presupuestos participativos para que puedan arreglar deficiencias como la puerta, las vallas u otras partes deterioradas del recinto. Otro tanto por ciento del dinero para el mantenimiento se consigue, explican, mediante los ambigús que se colocan en el cine, en las fiestas y demás actividades. Cada primavera se organiza una fiesta de aniversario como recordatorio de la ocupación del lugar.

Además, grupos escolares acuden aquí para desarrollar actividades relacionadas con el laboreo de la tierra y, también, con la formación en ecología, consumo responsable, conocimiento del medio, valores cívicos... Acérquese y conozca, o redescubra, los cines de barrio de otra época.

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