Que la ópera prima del director sevillano Fernando Franco esté nominada a seis Premios Goya habla por sí sólo de la buena salud de la que goza el cine hecho a partir de los talentos andaluces. La herida, que narra el día a día de una mujer que sufre un fuerte trastorno de personalidad, es una película descarnada, profundamente europea, en las antípodas de cualquier cliché local. Lo de menos en este caso es la denominación de origen de su realizador. Lo de más, su ambición, su riesgo; el de contar con toda la crudeza posible la historia de una enferma que no sabe que lo es.
Aupada con el máximo galardón de los Premios Forqué, La herida tendrá que medirse en los inminentes Goyas, en la categoría de Mejor Película, con La gran familia española, Vivir es fácil con los ojos cerrados, Caníbal y 15 años y un día. Apadrinada por Jaime Rosales, nombre clave del cine avantgarde español, La herida es seguramente el más acertado ejemplo de obra artística que coloca, sin alharacas ni casticismos, el nombre de Sevilla sobre las más granadas alfombras rojas. Es también el caso de otro de los filmes españoles del año, Caníbal, de Manuel MartínCuenca, y protagonizada por el sevillano de adopción Antonio de la Torre, un sastre que se alimenta literalmente de mujeres. Una cinta, como la anterior, difícil y no para todos los públicos que, sin embargo, ha conquistado la cartelera y a la plana mayor de la crítica que la respalda.
En sentido estricto sería probablemente A puerta fría, de Xavi Puebla, la película sevillana por los cuatro costados. Hablaremos siempre de producción, equipo, localización, nunca de acentos. La guasa de la aclamada El mundo es nuestro es, desde el respeto, otro universo. A puerta fría, a juicio de su protagonista, Antonio Dechent, es «un western de ahora, con hombres malos y castigados que beben, en vez de en la frontera de México con Texas, en el hall de un hotel de Sevilla». Se trata de una película oscura y claustrofóbica sobre la dramática lucha de un hombre por conservar su trabajo en el despiadado mundo de los agentes comerciales que, sorprendentemente, ha sido obviada por la Academia de Cine en sus premios.Tan olvidada como Ali, de Paco R. Baños, sobre los miedos con los que se enfrenta al mundo cotidiano una chica de 18 años. Rodada íntegramente en Sevilla yDos Hermanas, su director, como tantos otros colegas intenta «transmitir al espectador la sensación de que la historia que le estamos contando podría transcurrir en cualquier otra ciudad, huyendo para ello de cualquier atisbo de tipismo». Porque antes que hablar de cine sevillano, Baños prefiere pensar que «lo que existe es un gran número de profesionales de todos los ámbitos del audiovisual que trabajamos o lo intentamos al menos- aquí», dice refiriéndose a profesionales como Santi Amodeo, Alberto Rodríguez y Álex Catalán, entre otros. «Se ha creado un grupo que ha ido abriendo un camino que antes no existía. Tanto es así que, hasta hace bien poco, en Madrid pensaban que aquí, en el Sur, no había gente que supiera hacer cine y se alarmaban cuando un realizador contaba con técnicos sevillanos, por poner un ejemplo. Esto ya no sucede, así que ya hemos ganado mucho», opina.
Precisamente Santi Amodeo estrenaba sólo hace unos meses la comedia ¿Quién mató a Bambi?, la historia de dos jóvenes amigos que deben encontrar la forma en la que el presidente de la compañía en la que trabajan y el suegro de uno de ellos regrese sano y salvo a su casa. El rodaje dejó en la ciudad un millón y medio de euros y su carrera comercial ha sido aceptablemente amortizada en la gran pantalla. Hecha con el «único objetivo de hacer reír», el filme certifica además la buena salud de la Sevilla Film Office en su empeño de captar rodajes a pesar de las considerables tarifas e impuestos que graban esta actividad en todo el territorio español.
En buena medida diferente a todo lo que hasta la fecha había filmado un director sevillano, la pareja creativa que conforman José F. Ortuño y Laura Alvea consiguió reunir muchas voluntades en torno a la cinta The extraordinary tale, obra que entronca con la mejor tradición de los hermanos Grimm. Es, antes que nada, «un relato oscuro»: «Está tratado desde el punto de vista de la comedia pero mantiene todas las constantes de los cuentos clásicos europeos», explica Ortuño, curtido en el largometraje y radicado enSevilla, aunque con un pie en EEUU.
En clave más modesta, el pasado Festival de Cine Europeo daba a conocer Casting, de Jorge Naranjo (Sevilla, 1976), primera película cuya cámara relata varias vidas cruzadas con un casting como telón de fondo y una serie de aventuras románticas como almíbar de la trama.Otro hispalense, el compositor Julio de la Rosa, pone la guinda a esta amable producción que obtuvo un gran reconocimiento en el Festival de Cine Español de Málaga.Este repaso al cine abrigado por la Giralda estaría necesariamente incompleto sin el detalle de la aportación del cantautor Fernando Arduán nominado al Premio Goya en la categoría de Mejor Canción cuyo tema, De cerca del mar, forma parte de Alegrías de Cádiz, cinta con la que el realizador Gonzalo García-Pelayo retomó la dirección.
Finalmente, algunos de los más recientes hitos arquitectónicos de la ciudad Setas de la Encarnación incluidas son debidamente amortizados por Joaquín Ortega en su película Sueño, reverso hispalense de la adrenalínica saga Fast &Furious que, como algunas de las cintas aquí citadas, todavía aguarda una adecuada distribución.
Yaunque se trate de una producción televisiva, hace una semana la Asociación de Escritores Cinematográficos Andaluces distinguía la serie documental Gitanos andaluces, dirigida por Pilar Távora, otro ejemplo más del auge de un sector que no se limita a servir de contenedor de puntuales rodajes internacionales. La asignatura pendiente será entonces conseguir que la ciudad se asome a estas películas libre de prejuicios e ideas previas, cine desde Sevilla hecho para el mundo.