Cultura

El circo del siglo XXI

El teatro Lope de Vega despidió ayer la temporada teatral dando la bienvenida a un festival que comienza su andadura pisando fuerte: Circada. Como su nombre indica, se trata de un festival que gira en torno al teatro y al circo con una serie de propuestas que, durante los próximos diez días, llenaran las calles de nuestra ciudad de juegos malabares, trapecistas y payasos.

el 16 sep 2009 / 04:08 h.

El teatro Lope de Vega despidió ayer la temporada teatral dando la bienvenida a un festival que comienza su andadura pisando fuerte: Circada. Como su nombre indica, se trata de un festival que gira en torno al teatro y al circo con una serie de propuestas que, durante los próximos diez días, llenaran las calles de nuestra ciudad de juegos malabares, trapecistas y payasos que, además de cumplir con el "más difícil todavía", rebasarán las barreras del lenguaje circense para sumergirse en el universo del teatro, tanto de sala como de calle.

Para muestra un botón. Pudimos comprobarlo con espectáculo inaugural a cargo del Circus Klezmer, una deliciosa comedia dirigida por Adrián Scvarzstein que gira en torno a la preparación de una boda judía en un lugar y un tiempo indeterminado, aunque la puesta en escena remite a la Europa del Este y la música de Klezmer sitúa la acción antes de la Segunda Guerra Mundial.

Fieles al espíritu lúdico del circo, los personajes reciben a los espectadores antes de comenzar la obra y, con un lenguaje inventado colmado de humor y desvergüenza, les envuelven con sus bromas y el vértigo de su fanfarria.

Ya en el escenario, un payaso frenético que no para de caerse, conforma un singular maestro de ceremonias que, junto con la banda de música ( violín, un acordeón y un clarinete) va dando pie a los números de malabares y trapecio que, de se integran en la historia como un elemento más de la dramaturgia.

Y no contento con eso, además, los personajes están en todo momento en contacto con el público, subiendo y bajando del escenario, hasta el punto de subir a un espectador e intengrarlo en la historia hasta el final. Por cierto que, fue tal su capacidad de adaptación al escenario que incluso llegamos a pensar que era algo preparado. Claro que, tal vez por ser la inauguración o quizás por aquello del puente y las altas temperaturas, lo cierto es que el patio de butacas estaba repleto de conocidas caras de la escena sevilla. Como Mercedes Hoyos o el director Ramón Bocanegra a quien, por cierto, le tocó también aguantar su palo cuando, junto con otros tres espectadores, fue llevado al escenario para completar la escena de la boda.

Inevitable despedida. A esas alturas el público, totalmente entregado, batía las palmas al compás de la música con el mayor de los desparpajos para despedir los entrañables novios, esos curiosos personajes a los que Maite Sanjuan, Emiliano S. Alessi, Cristina Solé, Joan Catalá y Adrián Shcavarztein, consiguen dar una vida propia mientras hacen alarde de un encomiable virtuosismo técnico.

Pero la función todavía no había terminado. Todavía quedaba un espléndido montaje audiovisual, a cargo de Miguel Alonso que, gracias a las fotos realizadas por Sergi Garriga, nos llevó de la mano por un emotivo recorrido de los espectáculos de la pasada temporada que, aunque corto, supuso un homenaje merecido tanto a la programación, como al propio teatro ya que el montaje terminó con un hermoso homenaje a las personajes que hacen posible el funcionamiento del teatro, los auténticos impresicindibles, desde las acomodadoras a la taquillera, pasando por los técnicos.

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