Las temperaturas suaves y las lluvias abundantes de los últimos días son una mezcla idónea que permiten augurar que la campaña de otoño de recolección de setas se presente inmejorable.
"Si no se tuerce el clima y se mantiene como hasta ahora podemos ser más que optimistas" y afirmar que "estamos ante una buena campaña", aseguró el investigador del Departamento de Micología del Real Jardín Botánico de Madrid, Francisco de Diego Calonge.
De mantenerse unas temperaturas benignas, sin que falte la lluvia, la campaña de otoño "podría abarcar los meses de octubre, noviembre y comienzos de diciembre", señaló optimista el experto en micología.
La lluvia ha empapado el suelo y permite el desarrollo bajo tierra del micelio que, a través de una extensa red de filamentos y tras varios días, permite que salga el fruto, la parte visible, que conocemos como seta.
Ya han empezado a salir las primeras setas, entre ellas, la apreciada marasmius oreadas (senderilla), algunas coprinus, también las cotizadas amanitas (la caesarea, porque la phalloides es mortal), las tricolomas, las macrolepiotas o los apreciados boletales.
No obstante, habrá que esperar con tranquilidad para constatar con mayor seguridad la proliferación de estas especies, sobre todo, las comestibles que son las que hacen las delicias de todos los paladares.
"Hay que coger sólo las setas que conozcamos al cien por cien, totalmente seguros", insistió De Diego, porque "no merece la pena comer un ejemplar del que dudemos". Primero por la posible intoxicación a la que nos exponemos y segundo porque al ingerirlo con temor "seguro que no nos sienta bien".