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“El club La Motilla se merece la inversión que estamos haciendo para reflotarlo”

Lola Maldonado, gerente del Club de campo La Motilla

el 13 oct 2013 / 08:04 h.

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Lola MaldonadoLola Maldonado (Sevilla, 1962) asumió hace menos de un año la gerencia del Club de campo La Motilla, en la urbanización del mismo nombre en la ciudad de Dos Hermanas. Desde el aterrizaje del grupo Morera&Vallejo en el complejo sevillano, éste no ha parado de incorporar nuevos servicios e instalaciones. Hasta tal punto está llegando la transformación, que los socios y vecinos más antiguos del lugar aseguran que el club está desconocido. Para mejor, añaden. Uno puede entrar en el Club de campo La Motilla a las nueve de la mañana y no salir si quiere hasta las nueve de la noche sin parar de hacer cosas: deporte, relax, competición, avituallamiento... La carta de servicios se ha incrementado exponencialmente en los últimos seis meses. Y amenaza con seguir haciéndolo. Ganas no le faltan a Lola Maldonado que, de hacer gimnasia rítmica en el colegio Las Carmelitas, de Nervión, ha pasado a planificar la actividad deportiva de cientos de sevillanos. –¿Qué ha supuesto para usted asumir la gerencia de un club de campo? –Yo vengo de la obra civil. Ése ha sido mi campo de trabajo durante muchos años. Mi experiencia la estoy volcando ahora en el club porque en estos últimos meses hemos apostado por incorporar nuevos servicios que requerían nuevas instalaciones. –Para quien pueda estar interesado, ¿cuáles son esos nuevos servicios con los que cuenta el club La Motilla? –Hemos inaugurado un campo de fútbol con césped artificial, la liga La Motilla 7, que está funcionando perfectamente; baloncesto, minibásquet, tres pistas de tenis y dos de minitenis y su escuela correspondiente; se han cubierto las pistas de pádel, estamos en fase de terminar una piscina cubierta con su spa; nuevos vestuarios, gimnasia, voley playa, petanca... Y todo esto, y mucho más, en seis meses. –¿Ha repercutido esta nueva oferta en la cuota que pagan los socios? –No se ha aumentado la cuota, que, por cierto, es muy asequible. La unidad familiar (padre, madre e hijos menores de 10 años) pagan 73 euros, un precio en el que está incluido el IVA, que es del 21% en nuestro caso. Con ese precio, los socios tienen acceso gratuito a los salones, pueden usar la piscina en los meses de verano y disfrutar de descuentos del 50% en el alquiler de pistas o de cualquier otro servicio. –Todo encaminado a incrementar el número de socios, claro. –En estos momentos, hay 250 socios y nuestro primer objetivo, claro, es incrementar esta cifra. Estamos convencidos de que lo lograremos porque no hay instalaciones similares a las nuestras por el entorno. Además, este club es un atractivo para los deportistas que viven por la zona, ya que tienen a su disposición unas instalaciones de primera. Por cierto, además de los espacios y servicios deportivos, tenemos unos precios muy asequibles en el restaurante. Los socios, por ocho euros, pueden comer dos platos, postre y bebidas. Esto te lo gastas en cualquier sitio por dos tapas y una cerveza. –¿Es o no un lujo pertenecer en estos tiempos a un club de campo? –Desde luego es un lujo estar en unas instalaciones como éstas pero el socio no las pagan como un lujo. Lo que sí queremos son socios con valores, educados. No se trata de un club de alto standing sino de alta educación. –¿Cuál es el perfil del socio del club de campo La Motilla? –Cualquiera puede ser socio del club siempre que sepa convivir en armonía. Para nosotros esto es fundamental. –¿Este plan de crecimiento seguirá en los próximos meses? –Vecinos de La Motilla nos han confesado que no creían lo que hemos hecho. No dan crédito. Nosotros, cuando llegamos, nos encontramos un club muy abandonado que se merecía una inversión como la que hemos hecho. Estamos hablando de alrededor de 36.000 metros cuadrados con muchísimas posibilidades y en un enclave privilegiado. Estamos reflotándolo. Para ello no sólo hemos incorporado instalaciones deportivas nuevas, sino que estamos pensando en cosas como, por ejemplo, una zona a modo de guardería donde los padres puedan dejar a sus hijos más pequeños mientras ellos comen. Este verano hemos tenido una escuela de verano que ha sido todo un éxito. –¿Qué le hacía falta a este club? –Apostar por sus instalaciones y poner orden en sus departamentos. Este verano hemos sido medio centenar de trabajadores y ahora, una treintena. –¿Cuál diría usted que es el mayor atractivo? –Que su precio no tiene nada que ver con la gama de servicios y la ubicación que tiene, que son excepcionales. –¿Se han inspirado en algún modelo a la hora de diseñar esta nueva etapa del club? –Somos esponjas y hemos captado todo lo bueno de aquello que hemos ido conociendo. Eso es lo bueno de pertenecer a un grupo empresarial como Morera&Vallejo.

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