Pedro Marcos (Salamanca, 1972) responde al canon del emprendedor. Tras formarse como economista en Sevilla y atesorar experiencia en varias empresas privadas, decidió que quería ser "más independiente" y levantar su proyecto, y de la mano de Antonio González (Córdoba, 1973) como socio, inició tres líneas de actividad, una enfocada a la comunicación y publicidad, otra a la gestión de turismo rural y una tercera al coaching, ámbito en el que ha conseguido consolidar una posición de referencia en Andalucía en apenas tres años.
-El coaching se ha hecho muy popular en los últimos tiempos. ¿En qué consiste exactamente?
-Es un proceso de entrenamiento personal en el que una persona (el coach) acompaña a otra, ya sea a nivel personal o profesional, a equipos u organizaciones, para la consecución de un objetivo. Hablamos de alcanzarlo o de acercarse lo máximo que esa persona se pueda acercar. Para ello hay una metodología y herramientas orientadas a sacar ese máximo potencial de ellos.
-¿Cómo se mide el grado de éxito obtenido?
-Es difícilmente medible. Si es por los testimonios, más del 90% son muy buenos. Nuestra labor no es estar con el cliente toda la vida, sino hasta que tenga desarrolladas las habilidades para seguir solo el camino. La media puede ser de entre ocho y diez sesiones, de unos 90 minutos, dos veces al mes. Pero hay que dejar claro que el coaching no es la panacea ni el elixir que lo arregla todo, sólo el camino que quien quiere coge. Se requiere del compromiso del cliente para alcanzar su objetivo.
-¿Por qué se fijó en el coaching?
-Fue a raíz de un amigo que había recibido sesiones en Madrid, que comentó que podía ser una herramienta de mejora tanto personal como profesional. Nos dimos cuenta de que no había nada de eso en Andalucía y decidimos hacer una inversión importante para formarnos en Madrid como coaches durante cinco meses. En 2009 el primer paso que dimos fue montar cursos de formación para coaches, para lo que nos asociamos con el Instituto Europeo de Coaching. Ya hemos formado a casi 150. Fue un momento complicado porque entonces nadie lo conocía y era como predicar en el desierto.
-¿Por qué está ahora de moda?
-El coaching viene de largo. Empezó en las universidades de EEUU para ayudar a gente que tenía problemas con los estudios; de ahí dio el salto a las empresas, luego al deporte y ahora se extiende a todos los ámbitos. Se llevaba haciendo tiempo, pero en ámbitos elitistas de alta dirección y deportistas de alto rendimiento. La televisión ha ayudado a difundirlo, y no me refiero a La Voz -bromea-.
-¿Qué efectos ha tenido la crisis sobre su negocio a nivel de clientes y sus demandas?
-El coaching es una forma de que, en estos momentos, nos demos cuenta de que el desarrollo personal es importante. Venimos de una época de bonanza que no nos ha facilitado pensar en qué quiero, qué es lo realmente importante para mí, qué habilidades tengo pero cuáles podría tener... No sé cómo ha influido la situación económica, porque me considero hijo de la crisis por el momento en el que nació la empresa.
-¿Qué ámbitos le piden sus clientes mejorar? ¿Mucho problema vinculado a la economía?
-Hay más clientes que vienen para aceptar una nueva situación laboral, ya sea de desempleo o de cambio de condiciones en su empresa. También por falta de motivación. En la mayoría de los casos se dan cuenta de que el problema hay que dejar de vivirlo desde dentro para observarlo desde fuera. Esto no hace que desaparezca, pero sí que aparezcan multitud de opciones más para solucionarlo. No se trata de autoengañarte, sino de autogestión, pararte a pensar si te sirve tomar una decisión cuando estás agobiado y con miedo o cuando te sientes seguro y optimista. ¿Desde qué posición tienes más posibilidades de encontrarla?
-¿En qué situaciones es adecuado aplicar esta herramienta?
-Cuando una persona tiene un objetivo que no ha alcanzado, quiere desarrollar una habilidad o superar bloqueos que le puedan estar limitando, como hablar en público, dirigir equipos...
-No sé si a veces se siente como un psicólogo. ¿Dónde está la frontera con esta disciplina?
-El coaching lo que ha hecho es coger las partes más prácticas de distintas disciplinas: filosofía, psicología, PNL (programación neurolingüística), consultoría, técnicas zen... Hay diferencias con la psicología. En el coaching hablamos de clientes y objetivos. No todo se puede trabajar aquí. Hay cuestiones que requieren de especialistas. El coach nunca dice al cliente lo que tiene que hacer. Trabajamos para que sea él el que aporte sus opciones y soluciones. La mayor crítica viene de la psicología por intrusismo, pero no es así.
-¿Cómo detecta ese límite?
-Se mide mucho cómo empezamos y terminamos la sesión. Si no hay avances, puede ser un indicador. Los coaches trabajamos del presente al futuro, no entramos en cosas del pasado.
-¿Qué debe tener un buen entrenador? ¿Todo el mundo es válido para ser un coach?
-Debe tener una buena formación, ser capaz de escuchar y de dejar fuera cualquier juicio personal, tener capacidad de mantenerse al margen y tener mucha empatía para poder conectar y crear un ambiente de confianza para que la comunicación fluya.
-¿Qué proyectos están preparando para el futuro?
-El año que viene sacaremos un curso de directivo coach para que puedan aplicar estas herramientas en sus empresas en Sevilla, Córdoba, Badajoz, Oporto, Lisboa, Cádiz, Málaga, Madrid y Ciudad Real. El reto es salir de Andalucía con un programa propio y tenemos en vistas saltar a Suramérica a finales de 2013 o principios de 2014 de la mano de socios locales en Brasil, Venezuela y Chile.