Economía

El coche llega pidiendo enchufe

REE se adelanta e instala el primer punto de recarga para vehículos eléctricos que, aunque aún no han tomado las calles de las ciudades, están llamados a renovar las flotas de las empresas por el gran ahorro de gasolina que reportarán.

el 19 ene 2010 / 21:06 h.

La bici y el coche eléctricos se enchufan al poste que ha instalado REE.

La conciencia verde ha desembarcado en el automóvil. Dicen que es el futuro, pero aún no se ve circulando por las calles. Es el coche eléctrico, esa especie todavía desconocida que, cuando supere el handicap del alto coste, está llamado a ser una revolución, al menos, por el ahorro en gasolina.

Todos los fabricantes están manos a la obra centrados en desarrollar sus modelos, que antes de que inunden las aceras, parecen destinados a renovar las flotas de vehículos de las empresas de servicios.

De hecho, ya hay una, Red Eléctrica de España (REE), que está haciendo su particular apuesta. Ha instalado un primer punto de recarga en su aparcamiento de Sevilla, donde encontramos un coche y una bici eléctricas. Subámonos pues.

Si hay algo que llama la atención especialmente en el coche eléctrico, además de que se nutre de un enchufe como cualquiera de los que tenemos en casa, es el ruido. Mejor dicho, la ausencia de ruido.

Llave en el contacto, dejamos unos segundos al igual que hay que hacer con los coches de diésel para que el sistema haga el chequeo y, cuando se apagan los indicadores, accionamos la llave. Un instante después, el mismo silencio de unos segundos antes. Nos dicen que el coche ya está arrancado. ¿Seguro? Sólo hay una luz verde con la figura de un coche que lo confirma, si no, juraríamos que está parado. Cinco letras que equivalen a cinco marchas -como en los automáticos-, acelerador, freno y listo para andar.

Explica Miguel González quien, además de delegado territorial de REE en Andalucía, se ha convertido en un improvisado instructor sobre el funcionamiento de los vehículos eléctricos, que el objetivo es que el coche que actualmente prueba la empresa -llegarán otros antes de decidir con cuál se quedan- irá sustituyendo progresivamente a los vehículos que utilizan en sus salidas para verificar el mantenimiento de las líneas de la red de transporte o las subestaciones.

Pero además de la defensa del medio ambiente, a REE le interesa potenciar estos coches porque ayudarán a mantener la estabilidad del sistema eléctrico, al realizar la mayoría de las cargas de la batería por la noche, cuando menos electricidad se consume y, paradójicamente, cuando más energía produce, por ejemplo, el viento.

Y es que el poste de recarga instalado en REE -y que tiene un coste de unos 1.000 a 1.200 euros- es de los llamados de carga lenta, es decir, utiliza el mismo enchufe que usamos para cargar el teléfono móvil. Tarda un poco más, pero no necesita ningún refuerzo.

Tras repostar electricidad durante unas ocho horas, el coche tiene autonomía para recorrer entre 180 y 200 kilómetros, lo que lo hace especialmente interesante para los trayectos por ciudad, y puede alcanzar los 110 kilómetros por hora. Y todo esto por un euro aproximadamente por el consumo de cada 100 kilovatios.

Queda por delante la tarea más difícil. Poner de acuerdo a los fabricantes para que instauren un sistema único en la gestión de los puntos de recarga. REE ha planteado el suyo. El poste con los enchufes se activa con una tarjeta inteligente -similar a la del servicio de bicicletas Sevici- que registra los datos del usuario y los de abono (aunque no cobra por ello). Y luego, para concluir el servicio, se vuelve a introducir la tarjeta, en la que queda grabado el tiempo de conexión y el consumo realizado.

De hecho, REE participa en numerosos grupos de investigación para desarrollar distintos aspectos de este vehículo con instituciones públicas, eléctricas y fabricantes de coches.

BICI MOTORIZADA. Aunque no es nueva porque ya lleva un tiempo comercializándose, la bici eléctrica se sube al carro. REE ya ha adquirido una para los empleados que quieran usarla -cuesta entre 700 y 1.500 euros- y sí, hace falta pedalear.

La diferencia es que cuando se coge un poco de velocidad, se activa el pequeño motor que va incorporado en la rueda trasera y ayuda a mantener el ritmo sin tanto esfuerzo cuando recorre un terreno llano. Para eso es para lo que sirven sus cuatro velocidades en positivo (impulso) y otras cuatro en negativo (para el frenado).

El enchufe es semejante al de un ordenador y necesita entre tres y cuatro horas de carga.
"Es la mejor manera de usar la bicicleta en la ciudad sin llegar sudando a una reunión", asegura Miguel González. Pues no está mal pensado en Sevilla.

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