El coche ponemultas regresará en octubre después de más de siete meses sin patrullar por no haber renovado el sistema de renting por el que el Ayuntamiento había adquirido el servicio. Su vuelta supondrá recuperar el caudal de recaudación generado por las multas impuestas por el vehículo estrella de la Policía Local. Y es que se calcula que el parón del coche ponemultas le ha salido al Ayuntamiento por un montante cercano a cuatro millones de euros.
Esa cantidad se calcula a partir de las estadísticas del año pasado -único plenamente en activo de este vehículo-. El patrullero puso 27.500 infracciones que, si se tiene en cuenta de que no suele actuar los fines de semana, daría una media de en torno a las 105 multas diarias. Eso supondría casi 20.000 sanciones en el tiempo que ha permanecido aparcado en las instalaciones de la Policía Local. Y si eso se multiplica por 200 euros, es decir, la sanción habitual por la doble fila -para lo que está diseñado el vehículo-, sale esa cantidad de cuatro millones. Incluso otras fuentes policiales aseguran que el montante puede ser mayor, ya que mantienen que el vehículo impone 200 sanciones al día -en dos turnos, a razón de un centenar por cada turno-.
Esa recaudación, por ejemplo, supone casi la mitad del dinero necesario para pagar las horas extras realizadas por los agentes de la Policía Local hasta junio. Para abonar este pago, se aprobó en el pleno municipal una desviación presupuestaria de las cuentas de 2010 por valor de diez millones.
Por suerte, el Ayuntamiento ha logrado cerrar el grifo del coche ponemultas. Así, comunicó el desbloqueo de la situación originada a cuenta del agotamiento del renting de varios vehículos policiales, entre los que se incluye el coche ponemultas. Según explicaron a Europa Press fuentes municipales, el acuerdo posibilitará la salida a concurso mediante procedimiento negociado sin publicidad del renting de estos vehículos, que se agotó en el último trimestre de 2009 tras un contrato de cuatro años.
Para el nuevo contrato la consignación presupuestaria había disminuido, por lo que se optó por una fórmula de contratación que permitiera a la Policía decidir el tipo de vehículo y modelo una vez conocido el precio de las ofertas, tal y como se estableció en el pliego de condiciones del contrato. La partida presupuestaria a la que se imputa este gasto pertenece funcionalmente a la Policía Local, si bien es gestionada por el Servicio de Gobierno Interior, que se ocupa de tramitar los oportunos expedientes.
El ponemultas, que fue adquirido por el Ayuntamiento en noviembre de 2006 por un coste de 72.000 euros, ha sufrido parones desde sus inicios. En su tramo inicial tuvo problemas de software que obligaron en varias ocasiones a detener su actividad. De hecho, fuentes adscritas al Sindicato Profesional de Policías Municipales de España (Sppme) explicaron que el coche "no ha llegado a funcionar bien al cien por cien", ya que siempre tenía un problema.
Además del ponemultas, otros vehículos utilizados por la Policía Local -radar, alcoholemia, todoterrenos- se encuentran en la misma situación por el agotamiento del renting y el acuerdo para su renovación, con lo que en otoño podrán estar operativos.
