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El colchón de las familias

La crisis económica va a más, según parece. Una crisis que no deja de confundirnos por su mismo origen, que desconocen la mayoría de los españoles, y por sus consecuencias últimas, que aún no podemos prever. Y eso que ya hay un ministro que ha acusado el síndrome de esta confusión y ha sembrado algo más...

el 15 sep 2009 / 11:19 h.

La crisis económica va a más, según parece. Una crisis que no deja de confundirnos por su mismo origen, que desconocen la mayoría de los españoles, y por sus consecuencias últimas, que aún no podemos prever.

Y eso que ya hay un ministro que ha acusado el síndrome de esta confusión y ha sembrado algo más que desconcierto; nos referimos a Corbacho, con su referencia a la suspensión de la contratación en origen de extranjeros, que ha sorprendido a propios y extraños y ha vuelto a asociar el desempleo y sus consecuencias al colectivo de inmigrantes, como si la identificación de un supuesto enemigo exterior pudiera paliar la situación de muchos trabajadores.

Sea como fuere, lo que parece cierto es que las consecuencias de la tan traída crisis económica volverán a recaer sobre las familias. Serán éstas las que asuman la manutención de los hijos que han sido expulsados o no pueden acceder al mercado laboral; igualmente, deberán hacer frente a los costos de cuanto master se ofrezca para "tenerlos entretenidos" hasta que encuentren un empleo. Sobre las familias recaerán también la atención del hermano a hermana, tío o tía, sobrino o sobrina...

que se han quedado sin trabajo, resurgiendo con ello una suerte de familia amplia que ante las dificultades extiende sus redes para acoger en su seno a los expulsados del sistema económico. Y en este punto países como España juegan con ventaja. No solo porque aún hoy las relaciones familiares tienen más intensidad, o porque se recibe más atención por parte de sus miembros, sino también, y esto es importante, porque ha ampliado el los modelos familiares, de tal modo que se puede hablar de una mayor capacidad para atender a un espectro amplio de personas.

La familia siempre ha desempeñado una función de cohesión social para con sus miembros, proveyendo los medios para la atención de las necesidades más elementales. Ahora bien, cuando existía solo un tipo de familia, la que conocemos como familia conyugal burguesa, sólo ésta asumía tal cometido. Además, su ordenación jerárquica y su naturaleza desigual limitaba en gran medida el número de beneficiarios, pues éstos eran los señalados por el padre cabeza de familia, quedando fuera todos los que habían conculcado las normas morales que la alentaban, es decir, los que vivían en concubinato o tenían un origen ilegítimo, que no merecían la consideración de "miembro de la familia".

Con la apertura a nuevos tipos de relaciones, ya son más los que han ingresado en los ámbitos familiares. Están los homosexuales que han contraído matrimonio y sus hijos, aquellos que han decidido vivir juntos sin casarse con independencia de su orientación sexual. También los transexuales, que pueden formar una familia de acuerdo a su identidad. Pero hay que tener en cuenta los lazos que se crean con los descendientes anteriores de la pareja; los hijos adoptados, que cada vez son más, los que se tienen por reproducción asistida.

No podemos olvidar, aunque no se puedan calificar técnicamente de familia, a los menores que son acogidos por adultos que asumen su cuidado. Y podríamos seguir hablando de las familias monoparentales, en las que conviven hijos de varias uniones... Con tantas familias y familiares parece que podremos afrontar en mejores condiciones una crisis que pinta bastante mal.

Antonio Ojeda Escobar es notario.

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