El Partido Político del No Hacer o el tubo de nada auténtica son algunas de las invenciones que el dibujante sevillano Miguel Brieva ha reunido en la Sala Imagen de Cajasol bajo el nombre de Sobras Maestras.
El responsable de la Obra Cultural de la entidad organizadora, José Manuel Amores, lo resumía con claridad: "Ninguna otra exposición es tan visitada a lo largo del año como la que anualmente consagramos al cómic". Así las cosas, la gran antológica de Miguel Brieva que puede verse hasta el 9 de diciembre, tiene asegurada una generosa taquilla (si la hubiera) y representa además la primera actividad del octavo Encuentro del Cómic y la Ilustración.
El director del evento, Paco Cerrejón, llevaba años detrás de mostrar esta gran retrospectiva de un autor que reconoce su principal influencia en el cómic underground norteamericano. Por ello, la idílica imagen de los tebeos de antaño se desvanece ante su cómic respondón, crítico e incorrecto. Están aquí, colgadas de las paredes, algunas de las mejores historietas de la sarcástica serie Dinero, los geniales y venerables seres que critican a los humanos en Animaladas o el mundo cínico de la nave Clismón.
"Cada una de estas páginas puede llevarme uno o dos días de dedicación exclusiva", explicó ayer el autor. Por eso, el público, que "en principio puede tener ciertas reticencias ante una exposición de cómic, acaba convencido cuando lo contempla e incluso suele salir más satisfecho que de una muestra de arte contemporáneo". Aunque, ¿qué hay más moderno que unos dibujos que retratan el zoológico de nuestro tiempo? "La actualidad es una fuente constante de inspiración, se hacen y se dicen tantas tropelías que las viñetas a veces casi nacen solas", dirá Brieva.
Habitual colaborador de revistas como El Jueves y Ajoblanco e ilustrador en diarios como La Vanguardia y El País, este sevillano "apadrinado por Cádiz y habitual de los madriles", ha reunido en la Sala Imagen un compendio de su trabajo que muestra su particular reflexión sobre la sociedad, su crítica al afán consumista y la publicidad y, por encima de todo, la situación de alienación en la que vive el ser humano.