El comisionado de la hermandad del Dulce Nombre, Manuel Toledo, ha cesado en sus cargos al equipo de once hermanos colaboradores que estaban participando con él en la gestión de la corporación, durante el periodo de inestabilidad por el que está pasando actualmente. La decisión fue tomada hace pocos días y responde a la apertura de un proceso en el que podría estar tocando a su fin la situación de control que se lleva a cabo en la corporación por parte de la Autoridad Eclesiástica.
Aunque han transcendido pocos datos sobre los motivos que han llevado a Toledo a ejecutar la destitución de estos hermanos, sí se ha podido constatar el inicio de las gestiones por su parte para la búsqueda de otra serie de colaboradores que sustituyan en sus funciones a aquellos que han estado trabajando por la hermandad durante este tiempo. De momento se desconocen los nombres y el número de personas que compondrán esta junta auxiliar al comisionado.
Esta situación de provisionalidad en la dirección de la hermandad se mantiene desde el mes de diciembre de 2009, cuando un decreto firmado por el delegado diocesano de Asuntos Jurídicos, Isacio Siguero, nombraba a Manuel Toledo -miembro del equipo de la delegación diocesana de Hermandades y Cofradías- como comisionado de la hermandad. Sólo unos días antes, el cabildo general de hermanos había mostrado su parecer sobre quién debía asumir la responsabilidad del gobierno, con la victoria de Armando Palomino por un amplio margen de 27 votos frente a la candidatura rival.
Este hecho propició que Palomino interpusiera un recurso a Palacio que fue desestimado por el vicario. Desde ese día, la hermandad ha pasado por varias situaciones algo convulsas con la dimisión varios de los auxiliares que formaron parte del comisionado.