Cuando este periódico publicó el pasado 6 de octubre que la junta superior del Consejo, con Joaquín Castillo a la cabeza, había entregado una carta al párroco en la que expresaba los motivos de la dimisión en pleno de la junta, el sacerdote se apresuró a anunciar que todo estaba en "vías de solución". Había puesto el asunto en manos del Arzobispado ante la falta de solución aparente en el mismo pueblo.
El cura había citado a los hermanos mayores para que cada uno señalase dos posibles candidatos a presidir el Consejo, pero ninguno llevó una sola propuesta a la reunión. Finalmente todos se han puesto firmes ante la voluntad arzobispal.
Los cuatro hermanos mayores que habían protagonizado los conflictos entre consejo y cofradías han asumido las funciones de una gestora: Miguel Bernal, de La Borriquita, como presidente; José Díaz Lay, de Vera-Cruz, como vicepresidente; José Muñoz, del Gran Poder, secretario; y José María Franco, de los Servitas, tesorero. A los hermanos mayores de El Rocío, San Isidro y la Sacramental les ha parecido una buena medida.