El antiguoPabellón Real de la Exposición de 1929 alberga en la actualidad oficinas municipales. / Antonio Acedo El Ayuntamiento de Sevilla lleva tiempo ya planeando la rehabilitación del antiguo Pabellón Real de 1929 y el traslado a otras dependencias municipales de las oficinas que ocupan este edificio de la Exposición Iberoamericana. Esas obras están ya presupuestadas, puesto que la idea de recuperar este inmueble para usos culturales no es nueva ni responde solo al proyecto de instalar allí la colección de pintura y escultura de Mariano Bellver, una vez que el benefactor bilbaíno firme con el alcalde el acuerdo de cesión que están ultimando. «Hay trabajos previos con las necesidades de inversión que acarrearía la adaptación del edificio», explicó ayer la delegada municipal de Cultura, María del Mar Sánchez Estrella, que aseguró que el coste «no será excesivamente elevado», más aún teniendo en cuenta «el valor y la dignidad» de la colección Bellver. La concejal popular no quiso dar demasiados detalles sobre en qué estado se encuentra la negociación con el benefactor, que lleva más de 15 años intentando donar a Sevilla su colección de arte, tasada en unos diez millones de euros, sin que ni la Junta de Andalucía ni el Ayuntamiento atendieran a su ofrecimiento hasta ahora. «Se está negociando con el propietario, pero hasta que no se cierre no podemos decir nada. Será el alcalde quien lo anuncie cuando llegue su momento», añadió Sánchez Estrella. La delegada sí que quiso negar que el interés del Gobierno local por cerrar esta cesión ahora, ofreciendo ahora el Pabellón Real como sede de un museo dedicado al siglo XIX con esta colección como fondo principal, se deba a que el Ayuntamiento de Málaga mostrara su interés por hacerse con estos lienzos ante la desidia que hasta el pasado año mostraban las instituciones sevillanas. «Evidentemente, ese no es el motivo», dijo la concejal, que sin embargo, el pasado diciembre negaba que el Consistorio contara con dependencias adecuadas para acoger la colección. Según explicó ayer Sánchez Estrella, la corporación no contaba todavía con la posibilidad de desplazar las oficinas que actualmente ocupan el Pabellón Real, si bien esta mudanza sí será posible en próximas fechas, en las que también habrá disposición presupuestaria. En cualquier caso, la consigna de guardar silencio está clara. El Ayuntamiento quiere mantener la discreción en torno a las negociaciones que mantiene con el promotor bilbaíno Mariano Bellver para que done su valiosa colección de arte, formada por más de 330 lienzos costumbristas y regionalistas del XIX y 300 piezas de mobiliario y objetos de arte decorativo, a la ciudad. El alcalde, Juan Ignacio Zoido, que fue preguntado ayer por este asunto, se limitó a confirmar que lleva «mucho tiempo gestionando y hablando» con el benefactor, pero avanzó que no dirá nada sobre estas conversaciones hasta que no se alcance el acuerdo definitivo, «guardando silencio para no perjudicar el acuerdo definitivo». Cuestionado sobre el papel de la Junta en estas negociaciones, Zoido señaló que desconoce «qué estará haciendo» la administración autonómica, ya que es el Consistorio el que ahora está hablando con Bellver. La Consejería de Educación y Cultura mantiene de momento su silencio, si bien fuentes consultadas por este periódico confirmaron que el departamento que dirige Luciano Alonso se enteró por la prensa de que el Consistorio estaba negociando en solitario con el coleccionista la cesión del Pabellón Real. Cabe recordar que la administración autonómica lleva meses sin reunirse ni hablar con el coleccionista. La delegada municipal de Cultura, María del Mar Sánchez Estrella, afirmó ayer que el programa electoral del PP planteaba recuperar el Pabellón Real para usos culturales e integrarlo en el proyecto de la Plaza de las Artes «y en esa línea estamos trabajando». La concejal aseveró que la colección podría tener cabida en este edificio y restó importancia a que no se cumplan íntegramente las intenciones iniciales de su partido de crear allí una sala dedicada al arquitecto Aníbal González y otra a las muestras de 1929 y 1992.