Ese incremento, de 18,8 millones con respecto a la previsión inicial de las cuentas de 2012, está sujeta por dos variables. La primera de ellas, que tuvo reflejo en el recibo del IBI de este año -aunque no fue presupuestado-, viene impuesta por el Estado, con la aplicación de un Real Decreto por el que se implantaba una subida del 10% en este concepto en 2012 y 2013. La segunda variable es responsabilidad única del Gobierno local, que ha suprimido la bonificación bancaria, lo que supondrá un beneficio para las arcas municipales de 1,2 millones de euros. Y, por tanto, una subida para aquellos que se beneficiaban de esta bonificación, que hasta la fecha disfrutaban de una rebaja de entre el 1% y el 5% de este impuesto.
Por tanto, la presión fiscal con el IBI, que es la herramienta de recaudación más utilizada por el Gobierno local, tanto el actual del PP -que prometió congelarlo durante el actual mandato- como el anterior de PSOE e IU. Prueba de ello es que desde el inicio de la crisis, la recaudación por el IBI se ha incrementado en un 66% . Un porcentaje que cobra sentido si se traduce a euros: el presupuesto de 2007 preveía una recaudación por el IBI de 121 millones, que representaba el 18% del presupuesto del Consistorio sin contar con los organismos autónomo. Este año la cifra llega a 201 millones, lo que equivale un 26% del presupuesto.
El Ayuntamiento, por tanto, deposita en el IBI gran parte de sus esperanzas para sacar sus cuentas adelante, influido en parte porque el resto de los principales tributos no cuentan con unas perspectivas de futuro muy halagüeñas según la Agencia Tributaria. Salvo el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), con el que espera recaudar 2,1 millones más (+5,3%), no se espera grandes subidas. La caída del consumo por la crisis afectará al sello del coche, cuya recaudación bajaría en 2,3 millones, mientras que el impuesto de Plusvalía sufriría una nueva caída, esta vez del 20%, es decir de 2,8 millones, motivada por el continuado descenso de transmisiones en inmuebles. La misma tendencia a la baja se prevé en otros impuestos como los vinculados al sector de la construcción (ICIO), que según las previsiones se hundirá un 30% al encontrarse "a niveles desconocidos desde el inicio de los noventa". En dinero, el Ayuntamiento se embolsaría 10,1 millones frente a los 14,4 que se calculaban para 2012.
El IBI, por tanto, es uno de los pilares de los ingresos del Ayuntamiento de Sevilla, junto a la Participación de los Ingresos del Estado. Sin embargo, la presión fiscal sobre este tributo se produce en un clima poco propicio. Aunque se trata del impuesto con más grado de cumplimiento, como constata el hecho de que en el presente ejercicio se haya abonado el 90% de recibos en periodo voluntario de pago, es cierto que la actual coyuntura, en pleno repunte de los desahucios por impago de la hipoteca, no aporta fiabilidad en el objetivo de alcanzar los 201 millones de recaudación previstos.
El Consistorio, pese al incremento de la previsión, no ha perdido la esperanza de mitigar la presión fiscal en el IBI antes de que expire el presente mandato. El informe económico financiero elaborado por la Delegación de Hacienda y Administraciones Públicas y fechado el pasado 6 de diciembre incide en este aspecto y reconoce que el esfuerzo fiscal realizado por los sevillanos en estos dos últimos años es "comparativamente alto" en relación al resto de las capitales de provincia. Por ello, manifiestan en el citado documento que no van a renunciar a su compromiso de alcanzar" esa media nacional "en el conjunto de impuestos municipales".
