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El consumo de agua de los sevillanos desciende hasta mínimos históricos

Cada sevillano gastó el año pasado 123 litros de agua por día, lo que supone una reducción del 2% con respecto a 2009 y el dato más bajo del que se tiene constancia. Ya son siete los años seguidos de reducción dentro de dos décadas a la baja: el gasto en 1991 era de 176 litros.

el 20 feb 2011 / 18:32 h.

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En diciembre de 2009 se puso a llover, y aquello fue un no parar hasta la primavera. Un temporal tras otro, los embalses alcanzaron niveles que hacía mucho que no tenían hasta que, meses después, se supo que acabábamos de pasar por el año hidrológico más húmedo de las últimas décadas: los pantanos recibieron 431 hectómetros cúbicos, cuando la media anual histórica desde 1942 es de 317. Eso sí, la gente quedó harta de tanta agua y ahí se encerraba la semilla de un riesgo, el de perder la conciencia de que hay que ahorrar en el consumo porque da la sensación de que hay reservas para dar y regalar. Pero ha ocurrido justo al revés, se ha vuelto a reducir el gasto de agua.


Pese a que los sevillanos han tenido ante sus ojos durante mucho tiempo la imagen de los pantanos desembalsando porque superaban sus límites (el consejero de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, llegó a decir que nunca ha habido tanta agua en la historia de Andalucía), las costumbres no se han relajado y el consumo no se ha disparado. Así lo constata Emasesa, la empresa metropolitana de aguas de Sevilla, que cifra el ahorro doméstico en un 2%: se ha pasado de los 126 litros por persona y día de 2009 a los 123 de 2010.

Aunque en este caso es especialmente meritorio porque se ha producido en un contexto de sobreabundancia de agua, lo cierto es que 2010 lo que ha hecho es abrochar un ciclo ahorrador de siete años, después del leve repunte en el consumo que se produjo en 2003, cuando se pasó de 138 a 142 litros. En este periodo se ha logrado reducir el gasto nada menos que en 11 puntos.

Los 123 litros por persona y día sitúan a los sevillanos cada vez más por debajo de la media nacional, que está en 130 litros. Así las cosas, en Emasesa se reconoce que "los hábitos de consumo de la población de Sevilla, sobre todo en la última década, han sido especialmente responsables". Quien así lo constata es el consejero delegado de la empresa, Manuel Marchena, quien apostilla que "la ciudadanía ha puesto de manifiesto que no baja la guardia, ni siquiera cuando los embalses están llenos como en los últimos años, afortunadamente".

¿Y por qué esta tendencia a gastar menos agua incluso cuando hay de sobra? "El fantasma de las sequías pasadas ha calado muy fuerte y nos ha alertado de la importancia de alargar en el tiempo el agua embalsada", según Marchena, para quien esto ha hecho que la concienciación y el buen uso del agua sea "algo intrínseco ya" a los sevillanos. Y eso se puede constatar con datos: en 1991 se gastaban 176 litros por persona y día y, en grandes cifras, en consumo doméstico se iban entonces 61,1 hectómetros cúbicos al año frente a los 47,01 de ahora, y eso que la población a la que abastece Emasesa ha pasado de 953.780 personas (1991) a 1.051.430 en 2010. Es decir, que el volumen suministrado el año pasado fue un 23% menor que el de 1991 pese a que la población abastecida creció un 9%. ¿Conclusión? El consumo por habitante ha sido un 30% menor, una reducción de casi un tercio en estos 19 años.

Eso sí, hay que tener en cuenta que la concienciación ciudadana es importante, pero no lo es todo. A estas buenas cifras también ha ayudado que la empresa metropolitana ha reducido considerablemente las pérdidas de agua, una de las condiciones que exigió la Unión Europea para autorizar la construcción del embalse de Melonares. A reducir estas fugas se han destinado 231 millones de euros desde 1997.

Llegados a este punto, ¿queda margen de maniobra para reducir aún más el gasto de agua? Manuel Marchena lo ve complicado. "Este consumo de 123 litros por habitante y día se encuentra enmarcado en un consumo responsable y sostenible, por lo que podría reducirse, pero en pocos puntos", admite el consejero delegado de Emasesa, quien no obstante señala que "lo previsible es que el consumo se mantenga o siga reduciéndose" aunque sea mínimamente.

Una de las claves ahora para mantener esta tendencia es, por ejemplo, cambiar los contadores colectivos por individuales, que permiten hasta un 25% de reducción en el consumo y para lo que se ofrecen ayudas económicas, aunque se insiste en que lo más importante es mantener la mentalidad de ahorro por mucho que siga lloviendo. A estas medidas hay que sumar otras como la renovación del propio parque de contadores, la instalación de dispositivos que reducen el consumo y la puesta en marcha de campañas de concienciación para potenciar el ahorro.

Y es que lo primero es desterrar malos hábitos que se siguen dando, como bañarse en vez de ducharse o usar el váter como papelera. Emasesa, por su parte, envía notificaciones en cuanto nota que el consumo aumenta en un hogar. Los nuevos contadores electrónicos, de hecho, detectan lo que se denomina tiempo de consumo de caudal bajo, que si supera un determinado número de horas al día genera automáticamente un aviso instando al cliente a revisar su instalación ya que puede tener una fuga.

Además hay que tener en cuenta otro dato curioso, y es que la condición de ciudad de gran tamaño también ayuda a rebajar el consumo doméstico. Y es que en ciudades de más de 500.000 habitantes es más habitual comer fuera del domicilio habitual, trasladando consumos domésticos (como los derivados de preparación de comidas y lavado de vajillas) a una facturación industrial o comercial como pueden ser fábricas o cafeterías.

En definitiva, que la unión de medidas de ahorro y (sobre todo) abundancia de lluvias ha permitido llegar a la actual buena situación, en la que los pantanos de los que se abastece Emasesa están al 91% de su capacidad al embalsar 359 hectómetros cúbicos. Esto significa que hay reservas para tres años pero nunca hay que confiarse, porque las sequías al final son como las oscuras golondrinas, que siempre vuelven.

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