Este mes puede quedar terminada la restauración del convento de San Francisco, en Écija. El edificio, que hace esquina con la plaza de España, también conocida como el Salón, está siendo rehabilitado para recuperar su fachada principal y reconstruir una galería con mirador que tuvo el templo hasta que fueron derruidos a principios del siglo XX.
Éstos son, al menos, los cálculos del Ayuntamiento de Écija, que paga 91.666 euros, el 40% de los casi 230.000 euros en que está presupuestada la obra. El otro 60% (137.500 euros) lo aporta la Consejería de Turismo, Comercio y Deportes. La restauración del convento consiste básicamente en el acondicionamiento de este edificio, con nivel de protección integral según el Plan Especial de Protección del Centro (Pepriccha), para que recupere el aspecto externo de su fachada principal. Con ello se está embelleciendo la totalidad del conjunto "convirtiendo la portada del convento en foco de atención para el turismo, al actuar sobre una de las manzanas con mayor riqueza patrimonial e histórica de la ciudad", según apuntaron desde el Ayuntamiento de Écija.
El objetivo es revitalizar desde un punto de vista del turismo este edificio. El equipo de gobierno (PSOE) incluye el arreglo del convento en el plan Centro Habitable, la iniciativa del Ayuntamiento de Écija para recuperar lugares emblemáticos del entorno del Salón y revitalizar la vida del casco antiguo con la apertura en este espacio de nuevos servicios. Este plan, iniciado y desarrollado en el pasado mandato, se encuentra en su segunda fase, en la que se quiere incluir también la paralizada conversión en hotel del Palacio de Peñaflor. Precisamente, pensando en los visitantes se ultima la reconstrucción de la galería y su mirador, que corona nuevamente el emblemático convento.
En cuanto a la fachada principal, ya se eliminaron las humedades y coqueras, además de reponerse los ladrillos perdidos con su sustitución por otros idénticos. También se afianzaron las partes en peligro de caída y se sanearon y restauraron las fábricas. El tratamiento final de la fachada principal garantiza su impermeabilidad y su resistencia al ataque físico o químico durante, al menos, 10 años, según los responsables del proyecto.
En la portada del convento, el tratamiento consiste en una limpieza general de toda la superficie para eliminar suciedad y restos de productos que alteraban la superficie de la piedra.
Para un futuro se deja la posibilidad de recuperar la capilla de la Veracruz, que se encuentra en el interior del convento, cuya cubierta se restauró en esta obra, con el mismo acabado que la galería y el mirador.
