Economía

El cooperativismo crece como fórmula para salvar a empresas del cierre

Desde 2008, un centenar de empresas españolas se han acogido a esta fórmula, que pone los medios de producción en las manos de sus trabajadores.

el 16 nov 2014 / 12:00 h.

TAGS:

600_Imagen Visita Flor Almón a La Palma 2 En 2007, la sevillana calle Alfarería acogió el nacimiento de un nuevo negocio. Una escuela infantil abrió sus puertas. Sin embargo, los estragos de la crisis económica pronto comenzaron a mermar las expectativas de un centro educacional que en 2013 se sumó a las 302.909 empresas que desde 2008 y hasta enero de 2014 causaron baja de la nómina de entidades empresariales activas, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Pronto, lo que parecía el fin de un proyecto empresarial se convirtió en una gran oportunidad para las empleadas que hasta ese momento habían trabajado en el centro. La solución al drama laboral que comenzaron a vivir se encontraba más cerca de lo que podrían pensar en un principio. Tras armarse de valor y estudiar las opciones reales con las que contaban decidieron recuperar esa escuela infantil que años atrás abrió sus puertas en Triana. La convirtieron en cooperativa e hicieron de ella su mayor ilusión. La historia que hay detrás de estas jóvenes sevillanas es también la de muchas empresas que tras su cierre fueron convertidas en cooperativas y recuperadas por los que hasta ese momento fueron sus trabajadores. Las sevillanas Ediciones Rodio y COD, siglas que engloban la conocida marca de moda El Caballo, se suman a una práctica cada vez más extendida en la geografía nacional. En total, casi un centenar de empresas españolas han sido reconvertidas en cooperativas por sus propios trabajadores, según la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo, Coceta. Con esta fórmula de reconversión empresarial, impulsada desde Andalucía por Faecta –la organización autónoma dedicada al fomento del cooperativismo y el empleo asociativo– no solo se permite el mantenimiento de un negocio, en principio desahuciado, sino que facilita que los medios de producción se queden en manos de sus propios trabajadores, que pasan a ser los únicos responsables de la entidad. En la práctica, en la mayoría de los casos los empleados de las empresas en quiebra aprovechan el cobro único del subsidio por desempleo que les corresponde para hacer realidad el proyecto. De esta forma y de un modo colectivo –esencia del cooperativismo–, pueden hacer frente a la inversión necesaria para la recuperación de las empresas. En una comunidad autónoma como Andalucía, donde la tasa de desempleo se sitúa muy por encima de la nacional –supera el 35,21 por ciento–, «es urgente acometer medidas que consigan frenar esta tendencia», explicó a este periódico el presidente de Faecta, Antonio Rivero, quien considera que la Administración debe impulsar medidas que faciliten a los trabajadores el proceso de adquisición de las empresas «pues supone una apuesta decidida por el empleo». La reconversión de empresas en cooperativas por parte de sus trabajadores es una fórmula parcialmente novedosa en España pero muy extendida en otros países europeos, en los que se fomenta y se conceden amplias facilidades para que sean los propios trabajadores los que recuperen el ritmo de un negocio una vez que su propietario anuncia su liquidación. EJEMPLO FRANCÉS. Durante el pasado verano, Francia se sumó a los tres países europeos que cuentan con una ley de Economía Social –España y Portugal disponen de un marco legislativo que la regula y Bélgica cuenta con normas regionales–. Sin embargo, el caso del país galo se antojó especial por las particularidades de su texto, que responde a la enorme tradición con la que el país cuenta en esta materia. La recientemente aprobada ley francesa incorpora disposiciones que vienen a fomentar y facilitar la transmisión de empresas a sus empleados. De esta forma, los trabajadores franceses tienen el derecho a ser informados sobre si sus empresas van a ser vendidas al menos dos meses antes de iniciarse la operación. Se prioriza la realización de una oferta económica por parte de los empleados a los empresarios que son sus jefes. El objetivo de este marco legislativo, según declaró el ministro francés para la Economía Social, Benoît Hamon, «es apoyar el desarrollo de las cooperativas y duplicar el número de las mismas en los próximos cinco años». RELEVO GENERACIONAL. La reconversión de empresas en cooperativas es «una opción de futuro». Por este motivo, son numerosas las fórmulas que lo permiten. Otra de ellas es la que alude al relevo generacional, que se da cuando «empresas viables no cuentan con herederos para continuar al frente de la misma y son los propios trabajadores los que cogen el mando», explicó el presidente de Faecta, que ha iniciado una campaña específica para el fomento de esta modalidad de transmisión entre aquellas empresas sin relevo generacional –unas 150.000 en toda Europa que emplean a 600.000 personas–. «Si tú eres dueño de un negocio y te vas a jubilar, resultaría incoherente dejar el proyecto en vía muerta porque no tienes sucesor. La opción más idónea es dar el relevo a los propios trabajadores y que ellos cojan el testigo para gestionar la entidad en régimen de cooperativa», dijo el presidente de Faecta. El cooperativismo se antoja un sector prometedor que, a juicio de los datos, viene a favorecer la empleabilidad de la población. De hecho, según Coceta, la destrucción de empleo en cooperativas es seis puntos menor que en el resto de fórmulas jurídicas en las que se pueden enmarcar los negocios.

  • 1