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"El copago de la sanidad es una gran desgracia cada vez más inevitable"

Conseguir ser uno de los facultativos sevillanos con más ‘aspirantes a pacientes' avalan la trayectoria de más de tres décadas en la difícil atención primaria del doctor Bernardino Sañudo.

el 18 nov 2011 / 21:02 h.

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El doctor Bernardino Sañudo, fotografiado en su despacho personal, ejerce actualmente en el Centro de Salud de la calle Gonzalo Bilbao.

Más allá del pequeño despacho del Centro de Salud de Gonzalo Bilbao en el que cada día pasa más horas de las que dictan su contrato, el médico de familia e internista Bernardino Sañudo se revela como un pulcro y metódico seguidor de la actualidad -anotando diariamente en una agenda los titulares informativos de la jornada- y un hincha del Cádiz CF cuyos éxitos y desdichas también compila meticulosamente. Forma parte de su esfera privada, la que ninguno de sus 1.550 pacientes conoce. Podrían ser muchos más. Porque ostenta el curioso récord de ser uno de los doctores de atención primaria con una mayor lista de espera de aspirantes a lograr que él sea su médico.

-Da la sensación de que la gen-te está deseando enfermar para poder pasar por su consulta...
-Debo sentirme halagado. Pero simplemente tengo la máxima de estar con cada enfermo el tiempo que éste necesite. Aunque si dieran el visto bueno a toda esa lista de espera me plantaría en los 2.000 pacientes. Eso es inmanejable, especialmente si tenemos en cuenta que la cifra ideal está en los 1.200. Algo impensable hoy día.

-¿Y en otro nivel, en el basado en la relación médico-paciente en qué nota la crisis?
-En el ánimo de las personas. La gente se lamenta mucho de la mala situación económica que atraviesan. Muchos piden que les recete medicamentos baratos porque, de otro modo, no se los podrán comprar. Y esto me sucede a mí, en una zona diríamos privilegiada como la Puerta Osario. Imagine cómo será la cosa en otros barrios de la ciudad.

-¿La depresión y la ansiedad son las enfermedades más características del siglo XXI?
-Así es. Cada vez hay más hipocondriacos y pacientes que somatizan sus problemas. Los enfermos con problemas psíquicos se han disparado.

-Si los profesores se quejan de las nuevas generaciones de alumnos, ¿ustedes los médicos también opinan que los pacientes del pasado eran mejores?
-Al contrario. La sociedad está mucho más educada y ahora es más fácil explicar los problemas y dar a conocer un diagnóstico. En esto, por fortuna, podemos decir que no hemos empeorado.

-Siguiendo con el símil educativo no negará que la sanidad es uno de los sectores más sometidos a vaivenes políticos...
-La burocracia que padecemos los médicos es impresionante y la cantidad de datos que nos exigen es agobiante. La administración quiere información de cada detalle que pasa en la consulta y eso nos resta mucho tiempo.

-Al filo de unas elecciones generales y habiendo trabajado bajo diversos signos políticos, ¿qué partido local o de gobierno le ha interferido menos?
-Empecé a trabajar con la UCD. Le diré que el día que tomé posesión me dieron una caja de zapatos con unos talonarios de recetas dentro. Luego casi siempre he trabajado respaldado por una administración socialista. Y como bien puede saber los cambios, para bien, han sido abismales.

-¿Podemos los andaluces sacar pecho entonces en lo que respecta a la sanidad?
-La sanidad andaluza tiene un nivel bastante bueno a costa de muchos sacrificios de los profesionales. Pero ojo, todavía las condiciones distan de ser las idóneas. La lucha por que cada paciente tenga diez minutos de atención en la consulta con el médico de cabecera es inalcanzable, está perdida, oscilando hoy entre los tres y los cinco minutos.

-Usted no le hace caso a eso...
-Trato de hacerlo. Pero en la práctica llego casi a los diez. Con los minutos que dan al paciente ejercer la medicina se hace imposible. Y yo por encima de todo tengo como máxima estar todo el tiempo que haga falta. Por ejemplo, los diabéticos y los hipertensos precisan una dedicación mucho más intensa.

-¿Qué piensa del copago?
-Pues que es una gran desgracia. Pero una gran desgracia inevitable. Creo que Europa acabará imponiéndolo. Tenga en cuenta que a día de hoy sólo Grecia, Reino Unido y España mantienen una sanidad totalmente gratuita. En el resto de Europa el copago está establecido y arraigado.

-¿Recetar genéricos es un hecho ya aceptado por todos?
-Por todos no. Hay pacientes que no quieren que les recete genéricos. Se niegan. Por fortuna la televisión se está encargando de hacer calar la idea, real por otra parte, de que funcionan igual y son perfectamente válidos.

-Tras más de tres décadas dedicado a la atención primaria, ¿sigue inquietándose cuando un paciente entra en consulta?
-Cuando empecé en el año 1970 en Alcalá del Río tenía mucho miedo cada vez que recibía a un paciente. Al final acabas cogiendo confianza. Pero es inevitable sentir una cierta inquietud porque la medicina es muy complicada, te rompe los esquemas continuamente.

-¿Cómo se da una mala noticia en el sencillo despacho de un ambulatorio?
-Con mucho tacto y, en no pocas ocasiones, con más suavidad que en la consulta del especialista. Esto es así porque nosotros conocemos bien al paciente y a su familia. Siempre existen maneras de comunicar el problema de la manera más amable posible. Pero no es nada fácil decir al paciente que tiene los marcadores tumorales disparados o que los análisis revelan Leucemia o VIH. Es entonces cuando sí que mando a tomar viento la exigencia horaria.

-¿Cómo percibe un médico el micromundo que se arremolina alrededor de un despacho?
-Es algo muy peculiar porque conviven gente de toda condición. Pero cualquier tópico se queda corto. Hay gente que entra y pretende cotillear sobre la afección del paciente anterior. Otros vienen y confiesan que lo único que quieran es charlar porque están solos y sus hijos no vienen de visita. Esto es así porque el trato con la gente es muy cercano. En Navidad me regalan de todo, desde lo más simple (una bombilla para la casa) hasta placas de homenaje y adornos típicos de la época.

-¿Creen los pacientes que ustedes saben de todo?
-Es que nuestra obligación pasa por saber un poco de todo. Aunque también hay quienes vienen a por recetas y piensan que, por ser médicos de familia, no sabemos de nada. En mi caso yo tengo una dedicación más específica en lo tocante a las demencias y a las terapias antitabaco.

-¿Hay éxito en esto último?
-Es complicado. Se sabe que un fumador pierde de media unos 20 años de vida. Pero la gente no se lo plantea. Y la concienciación no es suficiente. Ahora he leído que el PP quiere suavizar la Ley Antitabaco. Eso es una barbaridad.

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