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El Cordobés, Rivera y César Jiménez cortan una oreja

El Cordobés, Rivera Ordóñez y César Jiménez cortaron ayer una oreja cada uno en el undécimo festejo de las Fallas, una corrida que se vivió con alegría en los tendidos del coso de la calle de Xátiva, y donde varios toros importantes de Manolo González no terminaron de ser aprovechados.

el 16 sep 2009 / 00:08 h.

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El Cordobés, Rivera Ordóñez y César Jiménez cortaron ayer una oreja cada uno en el undécimo festejo de las Fallas, una corrida que se vivió con alegría en los tendidos del coso de la calle de Xátiva, y donde varios toros importantes de Manolo González no terminaron de ser aprovechados.

El Cordobés sorteó un primero noble y repetidor en los primeros compases pero flojo. La faena del de Arganda tuvo dos partes, una bien planteada bajo el patrón de la técnica y ligazón en series sobre la mano diestra y después una parte más efectista y de cara a la galería, con salto de la rana incluído. El punto de inflexión entre ambas fue el intento con la mano izquierda, donde no terminó de acoplarse el diestro, informa el portal Burladero.com.

El cuarto, y después el quinto, fueron los dos mejores toros. Ejemplares con tranco alegre, nobleza y buen son, con los que El Cordobés y Rivera Ordóñez protagonizaron dos faenas animosas, sin obligarlos ni apretar el acelerador, con numerosos guiños al tendido, que vivieron con entrega total cuanto hacían los diestros, a los que premiaron con una oreja.

Rivera Ordóñez había sorteado antes el toro más deslucido de la corrida, un segundo manso y desrazado, berreón, con el que puso intención pero poco alma. Un punto inexpresivo, Rivera lo pasó por ambos pitones sin que la mecha de su labor prendiese más que los deseos del público, que incluso llegó a pedir la oreja.

Cerró terna César Jiménez, que sorteó un toro manejable y terciado en primer turno que llegó sin apenas picarse a la muleta. Jiménez le dio sitio y tiempo, en los medios, y trató de hilvanar series con ganas sobre la mano diestra, pero el de Fuenlabrada, demasiado académico, no terminó de calentarse. Mejores fueron algunos pasajes al natural, dejando bellos muletazos, pero sin ligazón por la falta de continuidad del animal.

El sexto fue un ejemplar cortado por un patrón similar, de raza justa, con el que Jiménez puso voluntad y dejó momentos sueltos en una faena a la que faltó mayor continuidad y también fue premiado con una oreja.

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