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El Corpus recobra su ritmo

En el Corpus más caluroso y participado de los últimos tiempos, el paso de Santa Ángela se convirtió en centro de atención, acaparando buena parte de las miradas de la mañana eucarística. La imagen de la fundadora de la Compañía de las Hermanas de la Cruz fue incluso recibida con aplausos en algunos tramos del recorrido de la procesión, que se desarrolló bajo un sol achicharrante.
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el 16 sep 2009 / 04:08 h.

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VÍDEO: ANDREA Á. YAHMÁ

En el Corpus más caluroso y participado de los últimos tiempos, el paso de Santa Ángela se convirtió en centro de atención, acaparando buena parte de las miradas de la mañana eucarística. La imagen de la fundadora de la Compañía de las Hermanas de la Cruz fue incluso recibida con aplausos en algunos tramos del recorrido de la procesión, que se desarrolló bajo un sol achicharrante.

Cuatro lipotimias, una de ellas con traslado del paciente, dos atenciones musculares y una caída. El balance asistencial del dispositivo de Cruz Roja da una idea del sofocante calor que ayer padecieron público y participantes en la procesión del Corpus Christi. Pero lejos de retener a la gente en sus casas, la calor africana que azota a Sevilla en las últimas horas no fue impedimento suficiente como para que miles de sevillanos se pegaran el madrugón y tomaran desde bien temprano las calles del Centro para participar de la fiesta eucarística, mientras la otra media Sevilla se batía en retirada camino del litoral onubense padeciendo retenciones de hasta 25 kilómetros.

La procesión resultó espléndida, con calles abarrotadas de público como hace años que no se veían. Zonas como la Avenida de la Constitución, habitualmente descargada de espectadores por ser la primera calle del recorrido, presentaba ayer una animación extraordinaria, con bastante concurrencia tras las vallas, así como en las gradas catedralicias. Otras calles del itinerario también se encontraban de bote en bote, especialmente en el tramo final -Argote de Molina, Alemanes, Placentines-, cuando las filas de público se empiezan a retroalimentar de los participantes en las representaciones de las distintas hermandades que ya han cumplido con su cometido.

El otro gran titular de la jornada lo acaparó el estreno del paso de Santa Ángela de la Cruz, clásico y sencillo hasta en su exorno de claveles blancos. La incorporación al cortejo del Corpus de una santa contemporánea tan querida y venerada por los sevillanos contribuye a hacer más cercana y actual el historial de santidad que adorna a la Iglesia de Sevilla, con la presencia en los distintos pasos de la procesión de miembros de la Iglesia ya gloriosos. El cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, principal valedor de la integración de Santa Ángela en la comitiva eucarística, se refirió durante la homilía de la misa estacional a esta humilde zapatera de Dios, asegurando que "representa para nosotros el más encendido acto de amor a la Eucaristía y el abrazo más fuerte de amor a los hombres".

Escoltada por cuatro altos cirios, la imagen de la santa inauguró al filo de las 8.45 horas el desfile de pasos que anteceden a la Custodia de Arfe. 77 años después de su muerte, 27 después de su beatificación y sólo seis después de su canonización por Juan Pablo II, la fundadora de la Compañía de las Hermanas de la Cruz se incorporaba ayer por méritos propios a la tramoya escénica de una procesión con varios siglos de historia. Su sacrificio en favor de los pobres, continuado de forma ejemplar hoy por su instituto, sigue tan presente y tan vivo en la memoria colectiva de la ciudad que hasta su pasito fue recibido con aplausos en algunos puntos del recorrido.

A pesar de ser una jornada muy significada para la compañía, sus hijas, las religiosas con el hábito de la estameña parda que siguen día a día haciendo realidad el lema de "hacerse pobre con los pobres", rehuyeron ayer de cualquier protagonismo en las calles. Gracias a las gestiones de la hermandad de la Amargura, cofradía encargada del exorno de su paso, y del Consejo de Cofradías, un grupo de unas 40 niñas acogidas en el orfanato del convento, de entre 3 y 18 años, y algunas abuelas del asilo que también regentan las hermanas, pudieron contemplar ayer la procesión del Corpus desde las sillas instaladas bajo las velas de la Plaza de San Francisco. Para evitar convertirse en el objetivo de las cámaras, las religiosas que habitualmente acompañan a las niñas en sus salidas del convento renunciaron a la oportunidad de ser testigos de tan histórica procesión, cediendo su lugar a un grupo de hermanas voluntarias de la cofradía de San Juan de la Palma.

La integración de un nuevo paso en el cortejo no contribuyó demasiado, sin embargo, a reequilibrar los tramos de las representaciones de las hermandades, que hasta en número de 139, entre corporaciones de gloria, penitencia y sacramentales, participaron ayer en la procesión. Los pasos de Santa Justa y Rufina, el de San Isidoro y el de San Leandro atrasaron ligeramente su ubicación en el cortejo, pero desde la imagen de San Fernando hacia atrás la disposición de la comitiva, por razones de protocolo institucional, permaneció inalterable. El resultado, por tanto, fue similar al de otras ediciones. Pasada una hora desde el comienzo de la procesión, por la Puerta de San Miguel sólo habían salido dos pasos: el de Santa Ángela y de las Santas Alfareras. De nuevo la kilométrica procesión cívico-religiosa del Corpus se convirtió en una larga pescadilla que se mordía la cola. A las 10.05 horas, cuando aún esperaban en el trascoro catedralicio iniciar su recorrido los pasos de San Fernando, el de la Inmaculada, el del Niño Jesús del Sagrario, la Custodia de la Santa Espina y la magna Custodia de Arfe, por la Puerta de los Palos regresa a la Catedral la cabecera de la procesión. "Todo funciona con la misma precisión que otros años", apunta a pie de obra uno de los motores de la organización de la comitiva, el cofrade Joaquín de la Peña.

Con el termómetro buscando los 40 grados de temperatura, el abanico se convirtió en el mejor aliado para librar la batalla a las calores sacramentales de la mañana del Corpus. El efecto del sofocante calor se deja notar en los cirios que iluminan algunos altares callejeros, torcidos por acción de la canícula. El arzobispo coadjutor de Sevilla, Juan José Asenjo, se estrenó ayer en la procesión portando un pequeño cirio en la representación del Cabildo Catedral.

Algo más de hora y media empleó el paso de la Custodia de Arfe en completar el recorrido de la procesión, jalonado este año por hasta ocho altares callejeros, de los que sólo seis participaron en el concurso de Fiestas Mayores. Además de los habituales, destacaron los altares instalados por las hermandades de Monte-Sión y el Buen Fin, en la calle Sierpes, y el levantado por la hermandad del Amor bajo la ventana de la capilla de la Virgen de las Aguas que da a la calle Villegas, y que recupera una vieja estampa consustancial a la historia de la Colegial, como era la de la talla fernandina girada en su trono sedente para que asome su mirada a la Cuesta del Rosario. Para el recuerdo quedan imágenes como la del sol colándose entre las velas de la calle Cerrajería para bañar de luz la plata de la Custodia de Arfe o la del asalto a las naves de la Catedral que protagonizaron los ex mineros de Boliden aprovechando la confusión del día festivo para reclamar el cumplimiento de los compromisos adquiridos por el Gobierno andaluz. Al filo de las 12.15 horas, después de recibir los honores de la compañía del Ejército, la Custodia con el Santísimo regresaba a la penumbra catedralicia.

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