Estas prospecciones tendrán continuidad con futuras excavaciones en un radio de unos 17 kilómetros en el entorno del río Guadiamar, en suelos de los municipios de Olivares y Albaida del Aljarafe. Además de su valía paisajística, el Corredor del Guadiamar se erige como el nuevo epicentro de la arqueología en la provincia.
La Universidad de Sevilla y el Servicio Municipal de Arqueología que comparten los ayuntamientos de Olivares y Albaida han promovido la realización de nuevos trabajos con resultados sorprendentes. El director de este servicio arqueológico, Pedro Rodríguez, ha explicado a Efe que durante los dos últimos años se han realizado en zonas rurales y urbanas de Olivares y Albaida del Aljarafe unas labores de "prospección sistemática e intensiva del territorio total" que han concluido en el descubrimiento de 90 yacimientos en la zona.
Así, ambos ayuntamientos han iniciado los trámites para declarar zona protegida los suelos donde se han descubierto restos arqueológicos, la mayoría de la época romana, aunque también se han encontrado yacimientos del periodo Calcolítico (en torno al 3000 antes de Cristo).
El arqueólogo municipal ha subrayado que, junto con los dólmenes de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán, los restos localizados en el fértil entorno del Guadiamar constituyen "otra de las grandes huellas de la primera Edad del Hierro y de la última del Bronce" en la provincia de Sevilla. "Toda la Cornisa Noroeste del Aljarafe conforma una franja con yacimientos prehistóricos de primer nivel en España", asegura.
Los nuevos yacimientos apuntan a la floreciente huella romana, que dan continuidad al importante yacimiento de Laelia, una antigua ciudadela romana ubicada en Olivares y que busca ser declarada Bien de Interés Cultural (BIC). Una parte de la edificación romana de Laelia se levantó sobre una base tartésica y en su recinto se han localizado restos "importados" de Egipto.
La declaración como BIC de esta ciudad romana servirá como "muro de protección" frente a los trabajos de construcción de la línea de alta velocidad ferroviaria entre Sevilla y Huelva, cuyo trazado inicial amenaza a estos restos, entre los que se encuentra un acueducto para el transporte del agua desde el hoy río Guadiamar hasta Itálica.