J. Sillero, Alfonso Gallardo, J.A. Griñán y A. Zoido.
Hay a la entrada un quiosco, y un olor plúmbeo a linotipia, a la tinta que se derrite, que se deja querer por el plomo. Pero hay también, a la salida, sugerentes pantallas táctiles, visiones futuristas de un pasado reciente que nos concierne a todos. Hay cámaras que nos escrutan como ojos de cíclope, y pliegos de cordel que hablan de viejas guerras, de colonias perdidas.La exposición El Correo de Andalucía. Noticias de tres siglos puede visitarse como se lee un periódico: Por riguroso orden, de atrás hacia adelante; irrumpiendo, de repente, en sus páginas centrales; u ojeando de soslayo alguno de sus contenidos y deteniéndose con parsimonioso interés, con el regusto de la nostalgia, en otros. Hay una sensación de bucle abrazador, de círculo sin cerrar en este recorrido por los últimos 110 años de la historia de Sevilla, los que se corresponden, los que han reflejado y han quedado para siempre como mácula de un papel ya amarillento, que hoy es pantalla líquida, soporte digital y otros formatos con puntocom en los que la noticia va mutando, sin perder su condición.
Es un juicio emocional, pues, el único que puede hacerse al salir de la exposición que quedó ayer oficialmente inaugurada en la Casa de la Provincia de Sevilla, con El Correo de Andalucía como soporte y la historia de Sevilla elevada a protagonista indiscutible. Hay otros parámetros –científicos, académicos, históricos...–, que quedan apartados por el sentimiento de pertenencia, de formar parte de la noticia. “He procurado que en este guión no estuviera la Sevilla de siempre, sino la de a pie de calle”, se lo comentaba ayer, en plena efervescencia inaugural, el comisario de la exposición, Antonio Zoido, al presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, que ejerció de maestro de ceremonias.
