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Economía

"El ‘coworking’ es una solución al nuevo paradigma del trabajador autónomo"

Dos arquitectos con trabajo, inquietudes y un poco de tiempo libre. Jaime Aranda y Alberto Pérez Sola buscaban una oficina compartida y se toparon con que lo que querían se identificaba como coworking, mucho más que compartir un espacio. Work in company es el resultado.

el 10 ago 2014 / 11:00 h.

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STEPHANO BORGHI STEPHANO BORGHI La gente pensaba que el nuestro era un negocio inmobiliario y yo les decía que lo que menos hacemos es alquilar espacio, sino crear comunidad». Jaime Aranda (Córdoba, 1981) terminó en 2008 Arquitectura y, aunque no le faltó el trabajo en estudios, empezó a trabajar en una consultoría escénica. Tras coincidir con Alberto Pérez Sola en una Erasmus en Milán, se animaron a buscar una oficina por poco dinero en la que generar ideas. El azar de la búsqueda de Google les llevó a encontrar que lo que buscaban ya existía: espacios coworking, pero no en Sevilla. Ahí nació su proyecto: Work in company. Véndame las ventajas de trabajar en compañía, como reza el nombre de su empresa. El coworking surge en reacción al aislamiento de los profesionales –la soledad del autónomo–. Además de la componente social de hablar solo con el frigorífico o con María Teresa Campos, también responde a la productividad. Estás trabajando en casa, tienes todo el día, se alarga la jornada y no cumples las cosas como lo harías en una oficina. Luego se le añade la parte de red de contactos y comercial: a tu casa no te va a buscar nadie ni en tu casa te va a encontrar ningún cliente. Está internet, pero el hecho de que te conozcan como profesional y te relaciones con otros profesionales es algo que te aporta el coworking. ¿Qué es lo que más valora la persona que llega aquí a trabajar? Lo primero que dicen es que es genial poder tomarse un café con alguien. Segundo, que me ha cundido tres veces más que en casa y lo siguiente es que empiezan a surgir colaboraciones. Bueno, y el ahorro de costes, que no es lo más importante. Se quiere relacionar el coworking en España con la crisis pero no es el motivo principal; es como el que se va a la biblioteca a trabajar, lo que busca es un entorno propicio. No significa que estés obligado a colaborar, hay quien viene y se coloca sus cascos. ¿Cuánto tiempo lleva funcionando Work in company? Comienza hacia el otoño de 2010. Arrancamos con el proyecto en internet y empezamos a hablar de qué era el coworking a través de las redes sociales. Nadie entendía nada. En EEUU tuvo sentido porque hubo una revolución muy grande del teletrabajo pero de eso en España no nos hemos enterado. Nosotros estábamos trasladando el modelo del teletrabajo a nuestro supuesto cliente que es el autónomo. Teníamos ese miedo, empezamos a testearlo y un año después fue cuando abrimos. ¿Estar en una zona céntrica era fundamental? ¿Cuáles son los ingredientes para no fracasar? Es vital. Lo primero es conocer tu comunidad, tu ecosistema profesional y saber qué es lo que necesita. En torno al 90 por ciento de los espacios coworking europeos están en el centro de las ciudades, porque el perfil de los freelance es más urbanita, con una conexión mayor con la ciudad, que puedas conciliar para tomar una cerveza, ir al cine... En los últimos años se ha detectado un repunte de los coworking en los entornos rurales. Lo primero es preguntar y escuchar. En las encuestas que hicimos en 2010 la gente contestaba sin saber qué era y el resultado de ubicación nos daba República Argentina y Plaza de Cuba porque lo veían con un espacio de oficinas. La gente no se daba cuenta de que el coworking era muchas más cosas. Decidimos venirnos al centro. ¿Cómo ha evolucionado el concepto de coworking desde que empezaron hace cuatro años? Dimos un salto de fe. Cuando empezamos había quince espacios coworking en España, y la mitad de ellas no sabían ni que lo eran. A día de hoy hay cerca de 400 espacios. Hay mucho intruso, pero el hecho es que la gente está buscando coworking. Esa sensación que teníamos los que empezamos de que esto podía tener futuro se ha ido corroborando. Hablamos de revolución laboral: las empresas ante la incertidumbre del mercado han reducido costes fijos, que son el inmobiliario y el personal. Han llegado a unos mínimos en plantilla, pero esas personas siguen en el mercado trabajando de forma independiente. Cada vez estamos más cerca de ser todos autónomos, lo que viene a corroborar la hipótesis de que este tipo de espacios van a funcionar. No te digo que el coworking sea la solución, pero sí una de las soluciones para este nuevo paradigma laboral. Sigue habiendo centros de negocio, oficinas compartidas, gente trabajando desde casa... son otras opciones. Entre ellas, la figura del falso autónomo: la empresa saca al trabajador de nómina pero sigue haciendo el mismo trabajo... La tendencia es cada vez participar de más proyectos. Antes buscábamos una seguridad, pero ahora es cada vez menor. Proliferan los equipos multidisciplinares, el trabajo por objetivos, por proyectos... ¿Cliente objetivo? El perfil es de 24 a 50 años, profesionales en activo que trabajan en casa o están iniciando una actividad. Pero el espectro es cada vez más amplio. Tenemos gente que trabaja para una empresa pero están deslocalizados porque ésta no tiene oficina en Sevilla y trabajan desde aquí y quienes necesitan una sala de reunión. ¿Cuántas personas acuden? Tenemos una comunidad de residentes en torno a 50 personas; al mes están pasando unas 400 personas. El 40-50 por ciento son extranjeros. Dígame un ejemplo de colaboración surgido entre estas paredes. Entre los primeros coworkers había uno que fue pionero en elaborar una cerveza artesanal, pues el packaging lo diseñó un arquitecto, la imagen corporativa un diseñador gráfico, y la página web un desarrollador. Todos trabajaban aquí. ¿Cómo logran que cale el mensaje de que ofrecen algo más que una mesa para el ordenador? Es muy difícil, cuesta que la gente entienda que es un contacto de valor. Para ello, construimos actividades, queremos que la gente colabore, haga networking y creen equipo. Para eso hay que facilitar que se conozcan. No trabajamos a corto plazo, sino en ser tan buenos que no puedan ignorarte. De ahí que hayamos iniciado colaboración con EUSA para crear el clima para ese nuevo ecosistema profesional. ¿La ciudad lo pone fácil? Lo pone muy difícil. Afortunadamente, la geografía cada vez es menos importante. Eso hace que gente buena que tenemos en Sevilla generen sus productos para fuera y no los estamos aprovechando localmente porque no es atractivo lo que hacen o porque no tiene ese eco social. Una noticia tan importante como la compra de Indisys por parte de Intel apenas duró un día. Estamos deseando que salga un Facebook en España, pero lo otro no suena. Y que tengas a una persona campeón en comercio electrónico. No estamos dando la valía que tiene esa excelencia profesional, deben crear escuela y ser referentes en la ciudad.

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