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El crimen de Marta se cierra con Miguel y el Cuco como únicos responsables

La sentencia, que la Fiscalía recurrirá al Tribunal Supremo, condena a Carcaño a 20 años de cárcel por asesinato y absuelve a los otros tres adultos acusados de todos los cargos.

el 13 ene 2012 / 11:15 h.

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El padre de Marta sigue el juicio contra los cuatro acusados.

Marta del Castillo murió el 24 de enero de 2009 de un golpe, sin que antes hubiera sido violada. Eso es lo que concluye la sentencia de la Sección Séptima de la Audiencia, que sólo condena a Miguel Carcaño como autor de un delito de asesinato por el que le impone 20 años de cárcel. Samuel Benítez, Javier Delgado y María García han sido absueltos. Los magistrados creen que "no está suficientemente acreditado" su participación, aunque reconocen que Miguel y el Cuco sacaron el cuerpo con la ayuda "de al menos un tercero desconocido". Carcaño tendrá que indemnizar a la familia con 340.000 euros y no podrá vivir en la misma ciudad que ésta durante 30 años. La Fiscalía y los padres ya están estudiando recurrir al Supremo.

Mes y medio después del juicio, y casi a los tres años de los hechos, los magistrados resuelven en 141 folios que Miguel Carcaño es el único de los adultos implicados que participó en el crimen. La sentencia, que ha provocado un auténtico escándalo social, considera probado que Miguel acabó con la vida de Marta golpeándola con un cenicero. Ambos estaban discutiendo en la habitación del joven, en el piso de León XIII, después de que el hermano de Miguel saliera sobre las 20.40 horas. Carcaño "cogió de repente un cenicero" y "con un movimiento rápido y brusco, con gran fuerza golpeó en la sien izquierda" a Marta, que cayó en el suelo, "debajo de la mesa del ordenador, falleciendo de inmediato". A continuación, Miguel comprobó que Marta "estaba muerta colocándole en una de sus muñecas el tensiómetro".

Para los magistrados la versión del golpe "viene avalada por el hecho de encontrar en el interior del chaquetón de Miguel sangre de la menor", ya que él reconoció que se lo guardó ahí para después lanzarlo al río. Además, afirman que los restos biológicos de Marta mezclados con los del Cuco bajo la mesa del ordenador "corroboran esta versión" porque es "precisamente" el lugar en el que Miguel "sitúa la cabeza de la menor al caer al suelo". Las acusaciones, en cambio, mantenían que era el lugar en el que Carcaño indica que Marta fue asfixiada tras violarla. Tampoco creen que Marta fuera violada por Miguel y su amigo, pues "no hay restos biológicos, ya analizados, no se corrobora de modo alguno esta versión". Además, creen que el intento del suicidio de Miguel fue "ficticio" y, por tanto, no le da más credibilidad a la versión de la violación que repitió en una carta que dejó a su letrada.

Tras el golpe, llegó el Cuco al piso, "decidiendo ambos hacer desaparecer el cadáver" y todos los efectos de la joven. Una operación en la que no participó ni Samuel, ni Javier, ni su novia, María García. No obstante, reconoce que los dos jóvenes no pudieron sacar solos el cadáver, sino que "con ayuda de al menos un tercero desconocido colocaron el cuerpo inerte de Marta en una silla de ruedas" para sacarlo del piso y hacerlo desaparecer en un lugar que "por desgracia" "se desconoce". La sentencia sitúa toda esta maniobra entre las "21 horas y las 22.15 horas" y no de madrugada, como sostenían las acusaciones. Para ello se basa en las llamadas telefónicas que recibió el móvil de Marta, cuyo último registro es "un sms que recibió a las 21.12 horas"; y en las declaraciones de Carcaño que, pese a sus cambios de versiones, "en todas ha mantenido que tuvo lugar sobre las 21 horas". A las "22.15 horas" todo había terminado, regresando el menor "a su barriada de Sevilla, y Miguel se fue a Camas", donde llegó a las "22.50 horas" para aparentar "normalidad" ante la familia de su novia.

La sentencia descarta así por completo la versión de la madrugada, pese a que hay dos testigos que vieron, uno a Miguel en el bloque con la silla de ruedas en la que se llevaron el cuerpo sobre la 1.30 horas, y otro a dos jóvenes empujando la silla a las 2.00 horas. Los magistrados recuerdan que la sentencia firme que condena al Cuco "da por probado" que el cuerpo "fue sacado del domicilio sobre las 22.15 horas", además tumban los citados testimonios por "las imprecisiones horarias". Así, del hombre que vio a dos jóvenes lamentan que en el juicio "desmintiera" uno de los datos que ofreció en su primera declaración para acreditar que los vio en la madrugada del 25 enero. "Desmentido que resta totalmente fiabilidad a su testimonio en cuanto al día en que vio a esos dos jóvenes", concluye el tribunal. Lo que sí tienen claro los jueces es que la silla se utilizó, además de porque Miguel fue visto con ella, porque en su empuñadura se localizó ADN de Miguel y de Marta. En cuanto al vecino que vio a Miguel a la 1.30 horas, dice que "es creíble" que se lo encontrara de madrugada, pero como una llamada al móvil del joven le sitúa en Camas a la 1.37 horas, "es posible que el encuentro fuera posterior a las 2.01 horas". De hecho, la Audiencia lanza una posibilidad que hasta ahora no había planteado ni la Policía, ni el instructor, ni ninguna de las partes. Miguel volvió de Camas a León XIII de madrugada "para recoger la silla, en el lugar en el que se guardó e introducirla en el piso para que su hermano no notara su falta", una "hipótesis más racional" porque Carcaño "tenía que aparentar normalidad" ante la familia de su novia" y "quería a toda costa ocultar su acción criminal a su hermano". Por eso, tras llegar a Camas "a la 1.45 horas se ausentó por la ventana de su dormitorio", encontrándose sobre las 2.00 horas con su vecino. Los jueces creen a la menor de Camas, que fue la que contó que Miguel salió por la ventana, éste lo niega, pero en cambio afirman que el resto de su testimonio es "incoherente" y "sin credibilidad".

Estas son las únicas pruebas válidas, según la Sección Séptima, que hay en el sumario, sin que haya elementos suficientes "para enervar el principio de presunción de inocencia" de Samuel Benítez, Javier Delgado y María García. Los dos primeros incluso llegaron a estar en prisión preventiva, por lo que si cuando la sentencia sea firme resultan absueltos podrían reclamar una indemnización. La sentencia concluye que "no se puede predicar que Samuel estuviera en la calle León XIII" ni la noche del 24 de enero ni de madrugada. Una afirmación que basan en las declaraciones de los testigos que "acreditan sin duda alguna" que estuvo en Montequinto todo el día y hasta las 2.00 horas del 25 de enero. "No hay ni un solo resto biológico de Samuel" en la escena del crimen, y "ni un solo dato objetivo" que corrobore "mínimamente" las declaraciones de Miguel y el Cuco que le incriminan. Es más, tampoco tienen en cuenta las dos declaraciones policiales en las que Samuel se implica porque son "contradictorias" con los hechos probados. Lo mismo ocurre con Javier y María. Del primero afirma que "no hay prueba" que sostenga que estaba en el piso cuando murió Marta, asegurando que estuvo toda la noche, primero en casa de su exmujer y luego trabajando en su bar "hasta las 3.00 horas". Además, afirman que la declaración del Cuco en el que le implica "no tiene corroboración objetiva alguna", al igual que la declaración del taxista y su mujer, que se incluyó de forma sorpresiva en el juicio. Sobre María García, la Sección Séptima concluye que llegó al piso "sobre las 0.15 horas" cuando ya había ocurrido todo". Los magistrados recuerdan que "ninguno de los demás acusados la sitúan en el piso de León XIII" y que la joven "podía estar dormida" cuando Miguel volvió para dejar la silla.

Los magistrados dejan claro en la sentencia que han tenido "como norte la tutela" del derecho a la presunción de inocencia de los acusados ante un caso "de trascendencia social", insistiendo en que su labor es "un acto de lógica" sin "prejuicios ni ánimos de venganza". De hecho, reprochan, sin citar a la familia, que "sistemáticamente se discuta ante los medios" las decisiones judiciales "que no le dan la razón", cuando están personados en el caso, pues "podría interpretarse como un intento de presionar a los jueces".

El Cuco será investigado para aclarar si mintió en el juicio
Javier García, el Cuco, ya fue condenado a tres años de internamiento en un centro de menores como encubridor en un juicio separado al ser menor en el momento de los hechos. Pero en el proceso contra los cuatro acusados declaró como testigo y volvió a negar su presencia en el piso de León XIII y su participación en el crimen y en la desaparición del cuerpo de Marta, unas declaraciones que ahora la Audiencia ordena investigar por si "pudieran ser constitutivas de un delito contra la administración de justicia".

A El Cuco no se le puede volver a juzgar por su participación en los hechos pero sí por falso testimonio, ya que mientras las mentiras de un acusado en su propio juicio no tienen consecuencias penales, no ocurre así en el caso de los testigos. El delito de falso testimonio está castigado con penas que van desde multas de seis a doce meses si solo se altera la verdad hasta penas de prisión de seis meses a dos años si directamente se falta a la verdad.

La sentencia ordena deducir testimonio de sus declaraciones en el juicio de los adultos y de las de los amigos con los que estuvo de botellón.


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