El Cristo de la Expiración del Museo sufrió anteanoche un percance después de ser anclado en su paso procesional. Un desajuste en el cajillo de la cruz provocó que los pies del Crucificado golpearan en seco contra la tablazón del paso. Álvarez Duarte está acometiendo una restauración de urgencia. El Cristo podrá salir.
Los hermanos del Museo aún deben de tener el susto metido en el cuerpo. En la noche del pasado lunes, cuando el equipo de priostía había procedido ya a la subida del Cristo a su paso, un desajuste en el sistema del cajillo de la cruz provocó que los pies del Crucificado golpearan de manera violenta contra la tablazón del paso. El golpe seco de la imagen contra una superficie dura hizo temer lo peor.
Según el relato del hermano mayor, José Luis Palma, este desgraciado accidente se produjo en torno a las once de la noche, una vez verificado el traslado del paso a la capilla. "El Cristo ya había sido subido al paso. El accidente sobrevino en el momento de hacer descender la cruz para continuar con el resto de los trabajos habituales. Un desajuste en el cajillo de la cruz hizo que el Cristo descendiera una distancia de 30 ó 40 centímetros mucho más rápido de lo normal hasta golpear con sus pies sobre la tablazón del paso. Lógicamente, nos llevamos un gran susto".
Nada más producirse el percance, la junta de gobierno de la cofradía entró en contacto con el imaginero Luis Álvarez Duarte, que a esa hora se encontraba en la Hermandad del Polígono, de la que es asesor artístico, ultimando algunos detalles estéticos de ambos pasos con vistas a la primera estación de penitencia de esta nueva hermandad del Lunes Santo.
Álvarez Duarte se presentó de madrugada en la capilla del Museo para realizar una primera inspección ocular de la imagen y valorar los daños. El Cristo presentaba importantes fisuras y serios desperfectos en los dedos de los pies, con algún que otro desprendimiento, así como otros daños localizados en una parte pequeña de una de las piernas.
Intervención.
Después de pasar toda la noche anclado en el paso, el Crucificado fue descendido en la mañana de ayer y tendido en la capilla para que Álvarez Duarte iniciara una intervención de urgencia. "Las lesiones que presentaba la imagen no eran muy graves, pero sí delicadas", advierte el imaginero.
La restauración se está centrando en "restañar y recomponer todo lo que no está bien", refiere Álvarez Duarte, cuya intervención reparadora se prolongará al menos hasta mañana jueves. "Gracias a Dios la situación se puede reconducir".
Los últimos restauradores del Crucificado del Museo son los hermanos Cruz Solís, que desde ayer se encuentran casualmente en Sevilla para recoger el premio Demófilo que les otorgó la Fundación Machado por la brillante restauración realizada en el verano de 2006 sobre la imagen del Señor del Gran Poder.
Por deseo expreso de Luis Álvarez Duarte, Joaquín y Raimundo Cruz Solís se trasladarán esta mañana a la capilla del Museo para inspeccionar la imagen del Crucificado expirante del Museo, una talla de estilo manierista realizada en pasta de madera por Marcos de Cabrera en el año 1575.
En 1991 los hermanos Cruz Solís en el Instituto de Conservación y Restauración de Obras de Arte (ICROA), con sede en la capital de España, restauraron la policromía del Crucificado pues se encontraba muy ennegrecida.
La junta de gobierno desconoce aún si las levantás del paso el próximo Lunes Santo habrán de realizarse a pulso por precaución o si, por contra, seguirán haciéndose al cielo como habitualmente.
El hermano mayor, José Luis Palma, tampoco tiene claro aún si será necesario intervenir al Cristo después de Semana Santa. "Si los técnicos así lo aconsejan, ya nos lo trasladarán. De momento, no podemos vanzar nada más".
No es la primera vez que un Cristo sevillano sufre un percance así a pocos días de Semana Santa. El Cristo del Buen Fin también sufrió un accidente similar hace unos años en vísperas de la Semana de Pasión.