Economía

El crudo se dispara y una guerra de divisas

A pesar de que el barril no llega a los máximos que marcó en 2008, los precios de la gasolina sí lo hacen

el 23 dic 2010 / 22:00 h.

Israel Galván bailó ayer acompañado por la voz del cantaor onubense Arcángel.

Después de que hace dos años alcanzara máximos históricos -llegando a la cota de los 140 dólares por barril-, el petróleo vuelve a convertirse en protagonista, y para males mayores de una crisis económica mundial que enfilará en 2011 su cuarto año.

El precio del oro negro, que lleva al alza todo el año, parece haber cogido carrerilla en los últimos meses y supera ya los 90 euros por barril en el caso del Brent -de referencia en Europa-, lo que, según los organismos internacionales, dificultará la recuperación de los países ricos y, por tanto, los de la Eurozona. Más sombras.

Además, en este caso, la subida del coste de la gasolina está repercutiendo directamente en el consumidor español, que ahora tiene menos capacidad de consumo por la crisis económica y que, a pesar de no llegar a las cotas del verano de 2008, paga ya prácticamente lo mismo que entonces por llenar el depósito, esto es 1,23 euros por el litro de gasolina y 1,14 por el de gasóleo.

Los grandes grupos petrolíferos achacan esta escalada, entre otras cosas, a que los impuestos han subido en dos años y afectan mucho al precio final y a la cotización euro-dólar, ya que la moneda europea está más débil frente al dólar, la divisa en la que se pagan las transacciones internacionales de petróleo.

El crudo es, asimismo, un componente fundamental a la hora de calcular la inflación, que está ascendiendo en los últimos meses no sólo en España, sino en todos los países de la Eurozona.

¿Qué puede traer consigo esta situación? Que el Banco Central Europeo (BCE), que mantiene los tipos de interés en el 1%, tenga que recurrir a aumentarlos para frenar la inflación. Esto tiene consecuencias directas en el bolsillo del consumidor, en cuestiones tan delicadas como las hipotecas, y eso en plena crisis y, en el caso español, con más de 4,5 millones de personas engrosando las listas del paro.

¿A qué se debe esta subida de 45 a 90 dólares por barril en apenas año y medio? Pues, entre otras cuestiones, al aumento de la demanda, sobre todo la procedente de los países emergentes. De hecho, éste es el motivo más señalado por parte de los expertos. Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía, la demanda mundial alcanzó máximos durante el tercer trimestre de 2010.

A ello hay que sumar el aumento de la demanda generado por la ola de frío que ha sufrido el Viejo Continente durante la última parte del año, lo que ha repercutido en una recuperación del consumo que no se esperaba.

Además, hay un control sobre la oferta. De hecho, el principal cártel de países exportadores, la OPEP, acordó a principios de diciembre mantener los niveles actuales de producción de crudo en vista de la crisis de la deuda en Europa, que puede reducir el precio del producto, y de que el aumento de la demanda en el 2011 será menor que este año. Los usuarios, por su parte, se quejan. Cada vez cuesta más repostar.

Guerra de divisas. En un marco de crisis económica como la actual, el mercado exterior es fundamental. Por ello, hay países que están utilizando la devaluación de la moneda para ser más atractivos de cara al exterior y ganar en competitividad, como es el caso de EEUU y China.

En la cumbre del G-20 celebrada en Seúl el pasado mes de noviembre se pusieron sobre la mesa las divergencias existentes entre los distintos Estados. De hecho, EEUU, y a pesar de que el billete verde estaba en mínimos en 15 años respecto al yen y en ocho meses con el euro (1,40 unidades) cuando se celebró la cumbre, exigió a China que apreciara el yuan y, más aún, cuando su devaluación era artificial, una petición a la que se sumó la UE.

Pero la celebración de esta reunión del G-20 fue un fracaso en este sentido, ya que EEUU y China se negaron a dar marcha atrás en su estrategia de devaluar sus respectivas monedas para impulsar sus exportaciones. Los orientales aprovecharon la cumbre para echar en cara al presidente estadounidense, Barack Obama, la segunda inyección monetaria anunciada por la Reserva Federal y expresaron su oposición a cualquier recorte de su superávit. La emisión de 600.000 millones de dólares de EEUU "minará la recuperación económica global", aseguraron desde el Gobierno chino.

Mientras tanto, organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Central Europeo (BCE) han alertado sobre los efectos que las devaluaciones particulares de moneda pueden tener sobre la recuperación mundial.

Por su lado, Brasil y Japón han intervenido, sin éxito, sus monedas para intentar frenar su fortalecimiento. Además, el Gobierno nipón ha creado un fondo de 60.000 millones de dólares para comprar activos.

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