Tenía que llegar el día y ayer llegó. El Cuco ya está libre. Sin revuelo mediático, pues la salida estaba en principio prevista para este viernes, el joven condenado por delito de encubrimiento en el crimen de Marta del Castillo abandonó el centro de menores donde cumplía dos años y once meses de internamiento. Le quedan, eso sí, trece meses bajo régimen de vigilancia, de ellos uno por el caso, y doce por violar el alejamiento de la familia de la chica asesinada, según detalló su abogado, Fernando de Pablo.
Los padres del que fuera menor de edad cuando Marta perdía la vida la fatídica noche del 24 de enero de 2009 a manos de su asesino confeso, Miguel Carcaño -el único adulto condenado por el suceso-, recogían ayer a su hijo, Francisco Javier García Marín, a primera hora de la mañana del centro cordobés donde estaba recluido. El letrado aseguró que apenas había charlado con el chico, y declinó comentar su paradero ni cómo se enfrenta ahora a su futuro.
"Al cumplir su condena, él [el Cuco] ha cumplido con la sociedad, y espero que, a partir de ahora, consiga llevar una vida normal, aunque lo tendrá difícil, sí". El abogado entiende que jurídicamente este caso ha terminado para su cliente, zanjado está y el chaval, recalca Fernando de Pablo y vuelve a recalcar, "ha cumplido ya la pena que la sociedad le impuso".
"Ha cumplido aquello que esta legislación de menores y esta Justicia le fijó, pero para nada con la familia ni con la sociedad", replica el tío de la joven asesinada, Javier Casanueva. De hecho, agrega, la sociedad "nunca le perdonará que no revelara dónde se encuentra realmente el cuerpo de Marta, y ello a pesar de que sus padres hicieron de tripas corazón para reunirse con él para sacarle el paradero del cadáver de su hija. Se habrá arrepentido sólo de cara a un juez de menores, pero no de corazón, y eso no se le perdona",
Javier Casanueva entiende que jurídicamente el caso ha concluido para el Cuco pero tan sólo hasta que aparezcan nuevas pistas o quienes fueran los imputados ofrezcan más testimonios que pudieran reabrir este caso, aferrándose a la pieza separada que todavía sigue viva en los juzgados de Sevilla para investigar dónde está el cuerpo. Y si éste apareciera, podría arrojar más luz respecto a cómo murió Marta del Castillo, y sería empezar de nuevo con el proceso.
Al Cuco se dirige directamente Casanueva para espetarle: "Te queda la peor de tus condenas, la social, la de la vida". Considera, pues, que no le resultará fácil labrarse un futuro. Sevilla no le ha perdonado y allí donde vaya lo conocerán.
Por lo pronto, apenas horas después de pisar la calle en libertad, el padre de Marta anunciaba, vía Twitter, que la familia miraría con lupa la actuación del juez por si lo había sacado antes de tiempo del centro de menores y eso sería, señaló, prevaricación. "Vamos a por todas", advirtió.
Fuentes jurídicas apuntaron que el anticipo de tres días -martes en vez del viernes- se argumenta en el cálculo practicado en los días de condena (liquidación). Sin embargo, cada una de estas jornadas sin reclusión es ahondar aún más en la profunda herida de la familia Del Castillo.
En concreto, un juez de menores determinó que cada tres días de los que el Cuco pasó en un piso tutelado computaban como uno entero de internamiento en régimen cerrado, mientras que cada día de alejamiento habría de contabilizarse como uno de reclusión. Y de los cálculos resulta la puesta en libertad justo ayer.
Durante los trece meses bajo la condicionada -uno por encubrir el crimen, doce por quebrantar, el 14 de noviembre de 2010, la orden de alejamiento que le impedía acercarse a menos de 50 kilómetros de la familia, de ahí que tuviera que permanecer fuera de la capital hispalense-, el veinteañero Francisco Javier García Marín podrá realizar una vida normal. En su domicilio familiar, estará tutelado por un supervisor o educador.
Por encubrir el crimen de Marta, el Cuco fue condenado a dos años y once meses. Entró en el centro de menores de Córdoba el 28 de octubre de 2011, aunque antes había permanecido durante algo menos de 28 meses en un piso tutelado de la localidad gaditana de Puerto Real -y este tiempo se le tiene en cuenta al computar la pena total-. Asimismo, la Justicia le condenó a él y a sus padres -en el momento del delito era menor de edad- a pagar casi 415.000 euros en concepto de indemnización por gastos generados a las arcas públicas en la fallida búsqueda del cuerpo de la joven sevillana. En cambio, el Tribunal de Menores lo absolvió de los delitos de asesinato y violación. Y han pasado sólo cuatro años y un mes de aquel crimen.
¿Qué es la libertad condicionada?
La libertad condicional no extingue la pena ni tampoco acorta su duración, sino que se trata de una condena que se cumple en régimen abierto (libertad) y bajo determinadas condiciones. Se considera que así el condenado tiene mayores posibilidades de reintegrarse en la sociedad respaldado por el propio entorno familiar –caso de el Cuco–.
Aunque en familia, el Cuco estará supervisado por un educador, que informará sobre sus progresos durante trece meses. Pero si delinque, el joven podría perder el beneficio de la libertad condicionada. En el caso de penas mayores a 20 años de cárcel, no se contempla la condicionada hasta que pasen 10 años, siendo el caso de Miguel.
