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El cura de Divino Salvador deja Dos Hermanas para tomar rumbo a Pekín

Joaquín Castellón, el cura de la parroquia del Divino Salvador, abandonará la Zona Sur tras una década ayudando a un barrio que ha cambiado mucho desde que llegó. El sacerdote fundó la parroquia y siempre se implicó en los problemas sociales. Tras cumplir su cometido, tiene nuevo destino: China.

el 16 sep 2009 / 07:33 h.

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Joaquín Castellón, el cura de la parroquia del Divino Salvador, abandonará la Zona Sur tras una década ayudando a un barrio que ha cambiado mucho desde que llegó. El sacerdote fundó la parroquia y siempre se implicó en los problemas sociales. Tras cumplir su cometido, tiene nuevo destino: China.

En uno de los pasillos de la iglesia hay un cuadro del obispo brasileño Helder Cámara, y debajo una de sus frases más conocidas: "Si doy de comer al hambriento me llaman cristiano, si pregunto por qué el hambriento no tiene comida me llaman comunista". Quizá ésa sea una máxima de Joaquín Castellón, que fundó la parroquia del Divino Salvador hace diez años y se ha caracterizado por ser una persona implicada en la vida social y política de la ciudad, actuando incluso como un líder vecinal en ciertas ocasiones. En unos días, el 30 de agosto, se irá a su nueva iglesia en Pekín.

Castellón aun recuerda cómo empezó a difundir el mensaje de Dios en la Zona Sur, paseándose por cada tienda y presentándose a los vecinos. Se puso a disposición de ellos para cualquier cosa, no ya sólo para las labores de un cura, ya que entiende el cristianismo como un agente social: "La fe tiene varios puntos, el familiar, el espiritual y también el social, y yo los trato todos. Pero entiendo que públicamente transcienda más que me reúna en el Ayuntamiento para solventar un problema y no otras cosas", comenta Castellón. A su vez, afirma que ha intentado "ver más allá de las situaciones, ya que uno no es el dinero que tiene, sino que es una persona y hay que quererla". Con ese mensaje ha realizado su labor diaria de profesar el cristia- nismo a mucha gente en situación de marginalidad. Con todo, reconoce que "en estos diez años el barrio ha mejorado mucho", aunque avisa de que hay que seguir luchando por que siga escalando.

La labor de Castellón fue reconocida hasta por en el Ayuntamiento, que en el último pleno de julio le felicitó y deseó suerte en su aventura. Esta moción vino de Izquierda Unida, un partido que no suele comulgar con la iglesia. Castellón no se sorprende por eso porque "la fe no tiene ideología". Y no han sido los únicos. Todas las asociaciones de vecinos homenajean estos días a este cura de barrio que trasladará ahora su mensaje al mundo asiático.

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