Hace un mes se inauguraba oficialmente el tanatorio de Morón de la Frontera. Un edificio con varias salas de velatorio, capilla, sala de atención a las familias, parking y floristería. Sin embargo, entre todas las estancias se encuentra la más temida por los vecinos: el horno de cremación con la chimenea a tan sólo 300 metros del colegio Primo de Rivera y a 100 de las viviendas más cercanas.
Y aunque aún no está en funcionamiento, según la empresa Mémora responsable de la gestión del tanatorio, "lo hará en breve, cuando tengamos todos los documentos necesarios". Pese a ello, los vecinos ponen en entredicho su legalidad. De hecho, la Plataforma No al Crematorio, conformada por los vecinos de la zona, ha elevado a la vía contencioso administrativa un recurso contra la licencia de obra y actividad concedida por el Consistorio, alegando que las instalaciones han sido proyectadas "a poco más de 100 metros de unas viviendas", además de vulnerar "el planeamiento urbano", explicó Juan Naranjo miembro de la plataforma.
A esta lucha se han unido los padres del CEIP Primo de Rivera, que está a pocos metros del horno. La máxima preocupación del AMPA es la salud de los más pequeños, puesto que "los vapores, humos, olores, toxinas y metales pesados van al ambiente, al aire que todos respiraremos, siendo los más vulnerables los niños".
La respuesta del Ayuntamiento les obligó a elevar su problema al Defensor del Menor, quien ha admitido a trámite sus quejas, iniciando las actuaciones "ante los organismos correspondientes para investigar los hechos". Los padres esperan que el temido momento se retrase lo máximo posible para evitar lo que para ellos provocará daños irreparables para la salud de sus hijos.
