Rioja celebra un gol ante el Bellavista B junto a los amigos de su pandilla. Foto: Aurora Díaz.
Es coriano de bautismo y corazón. José Antonio Rioja Pérez (7-1-93) es la estrella del modesto Almensilla de Antonio Díaz, Zalea, el elegido por la directiva aljarafeña para conquistar el anhelado ascenso a Primera Provincial. El 9 ha celebrado 4 goles en tres partidos, el 100% de los que hasta la fecha ha facturado el cuadro rojiazul. En su DNI deportivo figura una prolija carrera en la disciplina del Coria CF, su hogar hasta que emigró, sin fortuna, al Antoniano primero y el Castilleja después. Su curiosa historia es la de un chico sencillo y bonachón que de niño prometía y al que la rutina del deporte ha castigado de manera prematura. Fiché por el Almensilla porque ya no disfrutaba del fútbol. Había perdido la ilusión, admite sin vacilar.
Fiel seguidor del emblema madridista Raúl González Blanco, el 7, y sevillista por tradición, Rioja ha recuperado la sonrisa. Cada domingo se calza las botas y compite en la última categoría del fútbol provincial. Vine al Almensilla por la amistad que me une al segundo entrenador, dice. Se refiere al confidente y compañero de fatigas de Zalea, Samuel Macías. En el momento de su aterrizaje en la plantilla almensillera sólo conocía a Guti, con el que coincidió en la fábrica ribereña, y ahora es uno de los referentes del vestuario. La verdad es que me siento cómodo. Me hacen sentir muy bien, apunta con una sonrisa delatadora. Debutó con un doblete ante el Umbrete, fue clave en el triunfo por la mínima ante la UD Dos Hermanas y el pasado sábado evitó la derrota ante el Bellavista B. Sus goles han reportado un total de 5 puntos a las alforjas del cuadro de Zalea, aunque el de Coria huye del rol de líder.
Tengo clarísimo que aquellos que hoy me dicen que soy bueno me dirán que soy muy malo cuando no meta goles, reflexiona antes de elogiar al máximo responsable del ambicioso proyecto de la entidad. Zalea es un entrenador que me gusta muchísimo. Tiene las ideas claras y eso se nota a la hora de entrenar y jugar, expone con orgullo. Mientras sueña en la intimidad con retornar al Coria, su Coria, este habilidoso e insaciable artillero devora cada semana las horas previas a los partidos, una verdadera fiesta para su familia y su pandilla. Paco, Antonio, Miguel y Pacheco, los amigos de su cuadrilla desde la niñez, convierten los encuentros de Liga en la excusa perfecta para sonreír y soñar con un futuro mejor bajo la brisa del Guadalquivir.
