Por Derecho

El deporte gana el desafío del retorno a la precariedad

La coyuntura económica actual ha provocado que el gasto de la Junta de Andalucía en la materia haya bajado a los niveles de 1997. El deporte avanza con nuevas fórmulas de financiación y el afán de superación de sus actores en espera de la Ley de Mecenazgo.

el 04 abr 2014 / 23:30 h.

discobolo Por Javier D. Pecellín / H. Raya La práctica deportiva se ha convertido en una seña de identidad de la sociedad española, que ha conseguido incorporarla como un hábito que abarca ya al 50% de la población, si bien es cierto que aún existe una descompensación entre el porcentaje de hombres y mujeres, que apenas supera, en este último caso, el 30%. En esa necesidad creada reside también buena parte de la fortaleza del deporte organizado cuando es azotado con violencia por la crisis económica como ocurre con el resto de sectores. Sucede también que existe una fuerte tradición de gestión altruista tanto en los clubes, las piezas fundamentales del entramado amateur del deporte, como en las federaciones más cercanas al usuario, es decir, las delegaciones locales y las federaciones autonómicas, que en el caso de Andalucía disponen de competencias en esta materia desde 1989 como así dispone el Estatuto de Autonomía. La vocación que caracteriza fundamentalmente a la gestión al frente de las federaciones territoriales, pero también en muchos entrenadores y técnicos, apoyados por las familias de los deportistas, está permitiendo no sólo que la estructura pueda mantenerse en pie en situaciones que, en un 40% de los casos, se puede calificar de ruinosa, sino que, además, posibilitan una supervivencia exitosa en resultados deportivos. El crecimiento de la práctica lleva también a un crecimiento en licencias, la principal fuente de financiación de las federaciones, que contabilizan ya casi 600.000 clientes, en una estructura que cuenta con más de 11.000 clubes deportivos, una cifra que se dispara hasta los 18.000 contabilizando todas las organizaciones. Después del shock de 2011, o precisamente por él, cuando la consejería de Turismo y Deporte recortó sobre el recorte, echando abajo los presupuestos de las federaciones con la temporada ya culminada, y que generó un importante déficit económico que aún arrastran, y una parálisis de actividad con planteamientos de cierre, ha aflorado la importancia de dar un giro a la manera de entender el deporte más allá de la tutela de las administraciones. Al fin y al cabo, la actividad deportiva siempre fue una iniciativa esencialmente ciudadana. carrera Las crisis siempre fueron momentos de oportunidad para quien entiende los cambios necesarios por difíciles que sean. La realidad de las federaciones ofrece dos planteamientos muy distintos en los que es sencillo sacar conclusiones sobre quién está ganando el futuro proponiendo un cambio de modelo. Es el caso de dos deportes como el triatlón y la lucha olímpica, dirigidos ambos por dos exdeportistas que alcanzaron el éxito en la competición al competir por España en los Juegos Olímpicos: José María Merchán y Miguel Ángel Sierra, dos pioneros en dos modalidades que, con dimensiones diferentes, y con medidas también distintas, han sabido superar con éxito las serias dificultades del presente. Los ingredientes, una gestión austera que les es común, una vocación empresarial para un deporte como el triatlón que disfruta de un crecimiento imparable gracias a una serie de cambios reglamentarios que ha ayudado a la popularización, y con ella, la atracción de empresas patrocinadoras que han visto un negocio próspero, que la federación regula y vigila para favorecer también a los propios deportistas. Con la lucha comparte además un principio filosófico: el dinero del deporte tiene que ir a los deportistas y no a financiar la estructura.   LICENCIA POLÉMICA   No es la misma visión que tiene el Consejo Superior de Deportes, que ha colocado en pie de guerra a las autonomías con su proyecto de Licencia Federativa Única, una medida destinada a inyectar financiación a las maltrechas economías de las federaciones españolas a costa de las territoriales, que ya vienen sufriendo recortes drásticos desde los gobiernos autonómicos. Supone una recentralización del deporte en España, una especie de final del Estado de las Autonomías en el Deporte, dado que se convertirían en meras delegaciones poniendo fin a un trabajo de tres décadas. Se anuncian recursos de inconstitucionalidad sobre un proyecto que camina en la dirección contraria de la necesidad de ajustar estructuras y gastos sobredimensionados, propios de una época de bonanza que ya no volverá. Y mientras eso ocurre en Madrid, a pie de pista surgen iniciativas diferentes para un deporte diferente, adaptadas a las obligaciones de un escenario donde organizaciones, deportistas, empresas y ciudadanía en general tienen que posicionarse en la interacción. Es el caso del crowdfunding o micromecenazgo, cuya primera experiencia específica para el deporte ha nacido en Sevilla con Goalfunds, que ya acoge proyectos de financiación a través de la donación de deportistas que tienen en su currículum hasta un oro olímpico, pero al que el sistema actual, que defiende la estructura por encima del deportista, ha expulsado por la crisis. Por una Ley de Mecenazgo clama también el mundo del deporte, que ve en la ampliación de la desgravación fiscal de las inversiones en deporte la tabla de salvación y el punto de partida de un modelo que debe abandonar el refugio de la subvención pública.   DESINVERSIÓN   Los recortes en materia de deporte en nuestra comunidad autónoma resultan innegables si echamos un vistazo al cuadro adjunto, que recoge la evolución del dinero invertido en deporte por la Junta de Andalucía en los últimos quince años, unos datos extraídos de la obra 30 años de Deporte en Andalucía (1982-2012), coordinada por Juan de la Cruz Vázquez y publicada el pasado año por Agesport (Asociación Andaluz de Gestores del Deporte). TABLAUnas cantidades que ponen de manifiesto una desinversión absolutamente terrible a partir del año 2009, que fue cuando el presupuesto dedicado a Deporte alcanzó su techo con 171.577.776 euros, resultando un gasto de más de 20 euros por habitante. Desde entonces, la dotación pecuniaria ha descendido a razón de unos cinco euros por habitante y año, hasta tocar fondo en el año 2012, cuando la inversión del Gobierno andaluz se cifró en unos 55.726.939 euros que se hallan muy próximos al presupuesto con el que arrancó la consejería, allá por el año 1997 (53.187.160 euros). En términos de euros invertidos por habitante, por aquello de que la población ha crecido en estos años, resulta que el gasto de 2012 es el más bajo (6,63 euros, por 6,90 de 1998). A pesar de todo, es constatable que Andalucía goza de un sistema deportivo consolidado y con unos cimientos muy sólidos. Los que ha colocado el Gobierno regional desde que le fueran transferidas por el Estado las primeras competencias en materia deportiva, allá por el año 1983, y muy especialmente a partir de la quinta legislatura (1996-2000), cuando de hecho la Dirección General de Deportes da paso a la Consejería de Turismo y Deporte. A partir de ese momento y hasta el año 2008 se desarrollan los años dorados del deporte andaluz, que con el respaldo de unos presupuestos generosos va fortaleciendo paso a paso una infraestructura envidiable. En ese decenio se producen avances significativos en todos los ámbitos, empezando por la decisiva aprobación de la Ley del Deporte por el Parlamento de Andalucía, Ley 6/1998, de 14 de diciembre. Si antes incluso de este hito se ponen las primeras piedras de este edificio –en 1997 se instaura el Programa de detección, perfeccionamiento y seguimiento de talentos deportivos, a finales de ese año nace la Fundación Andalucía Olímpica y al siguiente se complementa con el Programa Salto–, es al amparo del nuevo marco legal cuando se suceden los hechos: se refuerza el Plan del Deporte Federado con la proliferación de centros de tecnificación de diversas modalidades, se pone en marcha el Plan del Deporte de Alto Rendimiento con la adición de los programas Élite y Estrella... Andalucía se convierte, al calor de las aspiraciones olímpicas de Sevilla, en sede de un importante elenco de eventos deportivos de primer nivel. Si en 1997 el Campo de Golf de Valderrama había acogido la Copa Ryder, en agosto de 1999 será la capital hispalense la que albergue el VII Campeonato del Mundo de atletismo. Mundiales de bádminton, de cross, de remo y piragüismo se suceden en Sevilla mientras Jerez acoge los Juegos Mundiales Ecuestres, Huelva los Iberoamericanos de atletismo, Almería los Juegos Mediterráneos... Todo ello redunda en un notable impulso a la red de instalaciones deportivas de la comunidad. En la legislatura 2004-2008, por ejemplo, se actúa en el 82% de los municipios andaluces. No obstante, hay ejemplos que ponen en entredicho la política de infraestructuras llevada a cabo durante los últimos años, y que ha llevado a construir un centro de tecnificación de atletismo en Antequera, con un módulo indoor de vanguardia por un coste de 12 millones de euros que apenas tiene actividad porque el ayuntamiento de la localidad malagueña no puede mantenerlo tras el convenio con la Junta.   EL RESTO DE REPORTAJES 'POR DERECHO' SOBRE EL DEPORTE, EN LA EDICIÓN IMPRESA      

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