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"El desinterés que muestra la sociedad por la ciencia es preocupante"

Es el presidente del Instituto Tecnológico de California (Caltech), una de las mejores universidades del mundo. Ha visitado Sevilla de la mano de la Escuela Andaluza de Economía para dar las recetas de la excelencia universitaria.

el 27 dic 2009 / 20:56 h.

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Jean-Lou Chameau.
-Es un tópico recurrente, pero dado que usted es francés de nacimiento y de formación y desarrolla su investigación en California, la pregunta es obligada. ¿Debe Europa copiar el modelo científico de Estados Unidos?
-Cada modelo tiene sus particularidades y el problema no es tanto elegir entre un modelo u otro. Las dos grandes diferencias entre el sistema de investigación de Estados Unidos y el de Europa son que en Norteamérica la educación y la enseñanza están muy integradas en la investigación y que a los jóvenes se los implica enseguida en esa investigación; y ése es el reto que tiene que afrontar Europa. Esto es lo más importante y no es, como se ve, un problema de recursos ni de dinero.

-Pero Estados Unidos invierte más en ciencia.
-Es cierto, pero la inversión pública en las universidades es de en torno el 1% del PIB, un porcentaje parecido al del resto de Europa y sólo un poco por encima de España.

-¿A qué se debe que se relegue a los jóvenes, como usted denuncia, a un problema de credibilidad o de falta de confianza en la juventud?
-Los jóvenes son los que tienen más ganas y más creatividad. El problema es que la tradición europea universitaria se remonta a cientos de años atrás y se han generado unas inercias muy difíciles de superar, como que los profesores mayores son los que han tenido siempre el protagonismo en la universidad. Esto está cambiando afortunadamente en algunas materias, como en Economía, pero aún hay que hacer mucho más.

-El ciudadano de a pie usa cada vez más tecnología, sin embargo sigue habiendo una distancia enorme respecto a los descubrimientos científicos y el entendimiento que tiene la sociedad sobre estos hallazgos. ¿Le preocupa que esa distancia vaya siendo cada vez mayor?
-Es una preocupación creciente entre los científicos porque el uso de la tecnología es cada vez más cotidiano. Sin embargo, la gente común se muestra desinteresada por estos temas. Esa falta de interés es preocupante y tiene un efecto muy importante porque los políticos suelen actuar sobre ciertos temas si se genera un interés público en torno a ellos. A pesar de esto, lo positivo es que la gente confía en los científicos.

-Esto es lo que ha ocurrido con el cambio climático.
-Es un ejemplo del protagonismo que han jugado a la hora de trasladar al gran público un problema y de generar una conciencia social muy fuerte. En general, los científicos investigan y mantienen un diálogo entre ellos y con los gobiernos, pero en este caso ha sido fundamental que hayan trasladado sus conocimientos a la opinión pública, a la calle, a la gente de a pie.

-Se jacta de que en el Caltech es una prioridad fomentar la creatividad de los jóvenes. Los exámenes, por ejemplo, son entregados a los alumnos para que los hagan donde quieran y con total libertad. ¿No le preocupa que esto pueda fomentar el fraude?
-En el Caltech somos muy selectivos al elegir a nuestros alumnos; son muy buenos y por eso nuestro sistema busca la creatividad, para que exploten sus cualidades. Lo que usted plantea ha veces ha ocurrido y, en general, cuando hemos cogido a un tramposo ha corregido su actitud. Pero la conclusión a la que llegamos es otra: esta clase de alumnos tampoco funcionaría en un sistema distinto. Y éstos, sin embargo, funcionan peor que el nuestro precisamente en el fomento de la creatividad que busca el Caltech.

-Dice que el objetivo de su universidad es fomentar la colaboración, no la competencia entre los estudiantes. ¿Cómo se consigue eso?
-Nuestro lema es quítate de en medio [stay out the way, en inglés]. ¿Qué quiero decir con esto? Que hay que ser imaginativos, creativos y flexibles, es decir, no cerrarse en un sólo campo científico, sino abrirse y explorar posibilidades en otros campos, practicar la pluridisciplinaridad. Y quienes mejor pueden hacer esto son, precisamente, los jóvenes.

-Espionaje tecnológico, armas nucleares, guerras bacteriológicas... el debate sobre el uso de los hallazgos tecnológicos y científicos vuelve a estar sobre la mesa.

-Es un debate que surgió en la Segunda Guerra Mundial, en la que, para la ganar la contienda, se usaron las armas nucleares. Cada vez que me plantean esta cuestión digo una cosa: es necesario un debate social profundo sobre esta cuestión para que sea la sociedad quien decida. En contra de este debate juega el desinterés social que hemos comentado. Pero hay una cosa que se suele olvidar: lo cierto es que la gran mayoría de los hallazgos sirven para mejorar nuestras condiciones de vida (internet, móviles, nuevas terapias en salud...) y, sin embargo, la gente suele acordarse sólo de lo negativo.

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