Discutieron y durante el forcejeo Carmen se hirió a sí misma en el cuello con un cuchillo, provocándose la muerte. Es la justificación que dio Issam M., detenido el miércoles por la muerte de su pareja, que se desangró en su casa de la calle Luis Cadarso mientras él escapaba. Lo que Issam no explicó es cómo pudo la mujer provocarse a sí misma una herida que le llegó hasta las cervicales y que la mató de forma inmediata. Fuentes cercanas a la investigación añadieron que se baraja como hipótesis más probable que la agresión se produjera porque Issam tenía celos del anterior compañero sentimental de Carmen, Isidro Sacristán, con quien compartió 14 años de su vida y que fue la persona que encontró su cadáver. Sacristán acudió a la vivienda de Carmen porque había visto pasar a Issam unos minutos antes, y éste se había llevado el dedo al cuello de forma amenazante, como rebanándoselo.
Issam fue detenido apenas dos horas y media después de los hechos, sobre las 22.30 horas del miércoles, en las inmediaciones del Carrefour de Pino Montano. Llevaba una mochila con sus objetos personales y dentro de ella un cuchillo que los investigadores están convencidos de que es el arma homicida, a falta de que la Policía Centífica lo confirme con pruebas forenses. El juzgado envió ayer al detenido a prisión comunicada pero sin posibilidad de salir bajo fianza, según confirmó el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
El Alto Tribunal aclaró además que ésta no es la primera denuncia contra Issam en un juzgado de Violencia contra la Mujer: el número 4 ya estaba investigando otra presentada por su esposa por amenazas de muerte. Issam, nacido en Casablanca y de 36 años, estuvo casado con una española antes de iniciar su relación con Carmen hace año y medio. Según el ex compañero sentimental de la víctima, esto le había servido para cobrar un subsidio y vivir sin trabajar.
La muerte de Carmen Redondo será investigada por el juzgado de Violencia número 2, a favor del cual se inhibió ayer el 3 después de decretar el ingreso en prisión comunicada y sin fianza del marroquí, al que le imputó un delito de homicidio. El hombre tenía además una orden de expulsión de España, pero ninguna denuncia por parte de Carmen, a pesar de que las peleas entre ambos eran constantes y de que, según Sacristán, él llegó a apuñarlarla en el abdomen el pasado mes de septiembre. Sin embargo, ella se acogió a su derecho a no declarar y la causa no prosperó. El hombre también había sido detenido en abril cuando los vecinos, que solían escuchar los golpes de las peleas, decidieron llamar a la Policía. Pero Carmen tampoco quiso denunciar. Previamente, Issam también había sido denunciado por oponerse a la actuación de un policía.
La víctima, de 39 años y madre de un hijo de 17 años que vive con su padre, fue enterrada ayer tarde. Su cuerpo fue encontrado por Isidro el miércoles, cuando tuvo un mal presentimiento después del gesto amenazante del marroquí. Como Carmen no le abría, pidió a otro compañero que compartía casa con la víctima y su agresor que le abriera la puerta. Allí estaba la mujer, en medio de un gran charco de sangre, y ya sin vida.
Carmen, la víctima número 16 de la violencia de género en Andalucía en lo que va de año, nunca denunció a su pareja por maltratarla, pero todo el mundo sabía que discutían y que él le pegaba.
Escuchaban los gritos y los golpes a través de las paredes de la vivienda, que la pareja compartía con otro joven, en el primero izquierda de la calle Luis Cadarso, 15, una pequeña vía perpendicular a Amador de los Ríos. La casa que ocupaban de forma irregular -al parecer se la alquilaron bajo cuerda a otra persona, que luego se marchó y los dejó allí sin contrato de arrendamiento- está situada a escasos 50 metros de un Punto de Información a la Mujer al que Carmen nunca acudió para pedir ayuda, y frente a ella vive la abogada que durante años ha coordinado el turno de oficio de Violencia de Género del Colegio de Abogados. Además, Carmen contaba sus penas a su ex pareja, Isidro, que estos días se encargaba de los trámites tras su muerte. Pero nada de eso le sirvió, porque pese a lamentarse, la mujer nunca se decidió a denunciar ni a testificar ante la Policía cuando los vecinos denunciaban, por lo que jamás recibió una orden de protección que mantuviera alejado a Issam.
"Cuando me contaba que le pegaba, yo le decía que lo dejara, pero ella nunca lo dejó. En los últimos meses se distanciaron, pero al final lo perdonaba", se lamentaba Isidro.
