Asentados ya los pies tras el ajetreo del primer día, el Lunes Santo es la jornada que confirma a los sevillanos que no están viviendo un sueño, sino la realidad de que los días grandes han llegado. El primero de los días laborables es ideal para tomarle el pulso a la Semana Santa desde primera hora, cuando los nazarenos de capirote negro pueblan los barrios delPolígonode San Pablo y elTiro de Línea.
Precisamente, elCautivo y Rescatado y el Señor Cautivo de Santa Genoveva estrenan el dorado de los canastos de sus pasos de Cristo.En el caso del primero, ya se intuía el año pasado la escayola preparatoria para que por fin el pan de oro culminara la pieza. En elTiro de Línea continúan con el redorado que tanta falta le hacía a su paso de Cristo, al que sólo le faltan los laterales de los respiraderos para completar la restauración. Pero hay otros barrios con protagonismo. Por ejemplo, el Barrio León, que pone una de las cofradías más numerosas de Triana en la calle, un río de nazarenos blancos que, al compás del izquierdo por delante de su paso de misterio, toma la ciudad. Más céntricos pero no menos barrios son el de Santiago y el de SanVicente, que cada uno pone en sus calles una forma bien distinta de entender las cofradías. El éxtasis de La Redención y el renovado palio del Rocío tiene poco que ver con la seriedad de la Vera-Cruz y Las Penas. El Arenal también quiere ser protagonista y aporta su segunda cofradía, LasAguas.
El Centro tampoco se queda atrás y aporta lo suyo. De SanAndrés parte la modélica cofradía de Santa Marta, que adelanta todos sus horarios en cinco minutos demostrando rectitud hasta en este asunto. Y desdeAlfonsoXII, el Museo deja que Sevilla se rinda ante el misticismo de su patético crucificado y ante la elegancia de la Virgen de lasAguas.
