El Real Betis es uno de los clubes con una de las aficiones más fieles y numerosas del mapa nacional e internacional. Sin embargo, sus continuas andanzas en el terreno institucional y la gestión de Ruiz de Lopera, ex presidente y consejero delegado, al frente de la entidad desde 1992 redujeron el número de simpatizantes allende las fronteras autonómicas.
Curiosidades del destino, los adeptos a la causa heliopolitana han crecido en los últimos meses, coincidiendo con el aterrizaje de Gordillo y Mel. La prueba más clara sucedió el pasado viernes en la fiesta de inauguración del Festival de Cine Europeo que se celebró en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.
El director de cine Stephen Frears, criado en una familia de raíces judías y nacido en 1941 en Leicester, fue galardonado con el Giraldillo de Oro por la organización del festival debido a su laureada trayectoria desde que en 1971 dirigiera su primer largo -Gumshoe-.
Fue durante aquel año cuando, según relató en la cena de despedida, conoció a un productor español aficionado al Betis. En su discurso de agradecimiento, el inglés concluyó su alocución con palmas al compás y al grito de Musho Betis, arenga que originó el aplauso de la sala y la sonrisa de alguno de los invitados.
Ya en la intimidad de la cena, celebrada tras la fiesta en el Lope de Vega, Frears elogió a Gordillo y brindó con una copa de cava catalán y una consigna revolucionaria: "Viva el Betis... libre".
La ya veterana cineasta gala Marceline Loridan-Ivens, de familia polaca y de origen judío, se confesó ferviente seguidora del PSG y el conjunto de las trece barras.
"Es ya mayor, pero sabe a quién tiene que animar", bromeó el experto Frears bajo la atenta mirada de sus amigos. Sin duda, un ejemplo de puro beticismo.