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El discípulo que fue maestro

El Colegio de Abogados celebra una sesión académica en memoria del letrado Luis Olivencia, fallecido recientemente, en la que se destacaron sus dos pasiones: la docencia y la abogacía.

el 04 jun 2014 / 09:07 h.

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homenaje-luis-olivenciaNo hay mayor satisfacción para un padre que verse superado por su hijo. No hay mayor satisfacción para un maestro que verse superado por su discípulo. Y Luis lo hizo». Con estas emocionadas palabras, pronunciadas justo antes de que la sala rompiera en aplausos, clausuraba ayer el catedrático de Derecho Mercantil y fundador del despacho Cuatrecasas, Manuel Olivencia, una sesión académica en el Colegio de Abogados dedicada a su hijo, el también letrado Luis Olivencia, fallecido recientemente a los 51 años tras una larga enfermedad. El acto, al que acudieron familiares y amigos, trató de ser un homenaje en el que se fundieran las dos pasiones de este abogado: la docencia y la abogacía. Con un «muchísimas gracias», su padre resumió el sentimiento de la familia ante este homenaje «en la casa de los abogados y, por tanto, su casa», en la que «se le ha ofrecido una sesión de trabajo jurídico. Él lo habría agradecido y yo lo agradezco muchísimo». Manuel Olivencia, que estuvo presidiendo las jornadas junto con el decano del Colegio, José Joaquín Gallardo, destacó la «vocación» que su hijo sentía por la docencia, impartiendo, al igual que él, Derecho Mercantil en la Universidad de Sevilla. «Me conmueve la reacción de sus alumnos, de sus discípulos, que incluso se están moviendo para que se le ponga su nombre a una calle, a una de las cercanas a la Facultad de Derecho con la que tan vinculado estaba», dijo con cierta emoción. Igualmente, no quiso olvidar que «Luis buscaba ocio y descanso no sólo para impartir clases, sino también para publicar y escribir». «Sabía encerrar una idea en una columna», dijo en referencia a sus publicaciones en prensa. Sin embargo, la faceta de este abogado que más «fascina» a su propio padre era su vertiente internacional. «Yo no hubiera sido capaz de tener esta dimensión internacional», reconoció con orgullo tras admitir que su hijo le había superado. «Su formación internacional y su dominio de los idiomas le llevaron a embarcarse en esas aventuras», señaló. Una formación que destacó uno de sus compañeros del despacho Cuatrecasas en Sevilla, José Luis Ballester García-Izquierdo quien recordó con especial cariño una de las participaciones de este abogado ante el Tribunal de Primera Instancia de la Unión Europea por su «destreza». «Contestabas en inglés o en alemán, según fuera necesario con una tranquilidad casi insultante», relató este letrado dirigiéndose al fallecido homenajeado, quien recordó también las felicitaciones de uno de los magistrados por su «brillante» actuación. «Tu estructura personal era grande y igual que tu personalidad. El resto de tus compañeros y yo echamos de menos el eco de tu risa por los pasillos del despacho. Gracias Luis, por habernos enseñado tanto a lo largo de estos años», añadió emociado su compañero. También tuvieron palabras emocionadas y de recuerdos otros compañeros que se fueron encargando de exponer sobre el papel del abogado en otros campos más allá de la Justicia ordinaria, de los que Luis Olivencia, además, era gran conocedor. Así, el vicepresidente emérito del Tribunal Constitucional, Guilllermo Jiménez, alabó «su formación internacional de la que fue testigo»; el letrado y economista Francisco González Moya dijo de él que «aunque todo hombre tiene sus luces y sus sombras, las luces iluminaban sus pupilas y no permitían ver sus sombras»; mientras que el letrado Jesús Bores Sáiz puso en relieve «la entereza con la que llevó la enfermedad».

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