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El dolor del costal

Mañana se cumplen diez años de la muerte de Juan Carlos Montes, costalero del misterio de Las Aguas que falleció bajo las trabajaderas al cruzar el Arco del Postigo. Su recuerdo aún sigue presente tanto en la hermandad como en el Arenal, el barrio por el que cada Lunes Santo paseaba a su Cristo.

el 16 sep 2009 / 00:33 h.

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Mañana se cumplen diez años de la muerte de Juan Carlos Montes, costalero del misterio de Las Aguas que falleció bajo las trabajaderas al cruzar el Arco del Postigo. Su recuerdo aún sigue presente tanto en la hermandad como en el Arenal, el barrio por el que cada Lunes Santo paseaba a su Cristo.

29 de marzo de 1999. Aquel Lunes fue "especial" desde un principio, como describe Pedro Collado de la Torre, entonces hermano mayor. Tenía escrito su sino trágico. Hubo que salir al paso de un escape de gas en la calle Sierpes, fallecía el ex mayordomo del Cachorro, José María Carneado, y ya de madrugada Las Aguas lloraba la muerte de uno de sus costaleros. Su nombre, Juan Carlos, lo porta en un sudario uno de los querubines del costero derecho del nuevo paso de misterio.

El corriente de la cuarta trabajadera fallecía de repente a la altura del Postigo. La historia volvía a repetirse trece años después de que Pepe Portal perdiera la vida bajo el paso de San Bernardo en la Alfalfa. Juan Carlos tenía 36 años, era vecino del Tiro de Línea, trabajaba de camarero en la Escuela de Ingenieros de La Cartuja y sin proponérselo terminó siendo el protagonista de aquel fatídico Lunes. Heliodoro Hernández que iba en la tercera trabajadera lo recuerda así: "Echamos los cuerpos a tierra para salvar el arco y al levantarlos oí gritar detrás de mí: 'me caigo'".

A las 01.31 horas el programa El Llamador de Canal Sur Radio informaba del "parón de diez minutos en el Postigo por el desvanecimiento de un costalero". Fueron "momentos de incertidumbre" como narra otro de los costaleros, Miguel Sánchez: "Al principio se nos dijo que era un mareo, pero luego se confirmó lo que todos temíamos". El capataz Salvador Perales, que venía con el palio, tampoco olvidará aquella noche. "Cuando llegué, estaba tendido en el suelo". Fue "un mazazo" para el mundo del costal, lamenta y añade: "La muerte de un costalero es lo peor que le puede pasar a un capataz". Tal fue la conmoción que sufrió Perales, que se llevó "varios años sin mandar pasos".

No fue el único que quedó marcado. La banda de cornetas y tambores del Sol, que se estrenaba ese año, descargó todo su dolor en la marcha Traición, dedicada a su aciago estreno en el Arenal. "Era el sentimiento que nos dejó aquel malogrado debut", resume su director, José Pardiñas.

Homenaje. Este Lunes habrá un acto en el azulejo que recuerda su memoria junto al Postigo. Pararán los pasos, realizará una ofrenda floral y rezos, para concluir con marchas fúnebres hasta su entrada. El décimo aniversario de la muerte de Juan Carlos coincide con las bodas de plata de la cuadrilla de hermanos costaleros, que, curiosamente, él impulsó. Como en 1999, este Lunes será también especial.

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