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El ejemplo de Antoñita

Medalla al Mérito en el Trabajo a Antonia Rodríguez por sus 47 años en el Colegio de Aparejadores

el 26 nov 2010 / 19:48 h.

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Antoñita, como la conocen sus compañeros, llegó al Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos con 18 años, cuando el edificio todavía se ubicaba en la calle Alemanes. Tras 47 años, Antonia Rodríguez había pasado ya por cuatro sedes distintas y por diferentes puestos que le hicieron crecer personal y profesionalmente. Fue así como pasó de administrativa, en junio de 1961, a jefa de Administración y responsable de la gestión económica, cargo en el que estuvo hasta febrero de 2008.

Ahora, los 47 años de esfuerzo y trabajo reciben su recompensa. El Gobierno, concretamente el Ministerio de Trabajo, le ha concedido la medalla al mérito en el trabajo, en su categoría de plata. Una realidad que se materializó ayer en un emotivo acto, en el que el delegado del Gobierno en Andalucía, Luis García, le impuso a Antonia este reconocimiento.En la ceremonia, la galardonada ofreció unas palabras de agradecimiento al público y, emocionada, le dedicó la medalla de plata a su padre, del que aprendió la dedicación en el trabajo, y a su marido, fallecido hace apenas seis meses. Así, el acto se convirtió en un recuerdo agridulce para Antoñita, ya que por un lado vio recompensado su trabajo, y por otro le hizo recordar a los seres queridos que no estaban presentes.

A pesar de la difícil vida que le tocó vivir a Antoñita, a sus 68 años no pierde la sonrisa y la energía que la ayudó a llegar tan lejos en su trabajo. Según cuenta, llegó al puesto de administrativa tras enterarse del hueco que había libre y después de pasar los exámenes de acceso. Al principio, reconoce que era muy reservada y que le daba vergüenza abrir la ventanilla y atender a los que acudían a colegiarse. Ayer, aún demostraba restos de esa timidez. "Traigo un papelito con lo que voy a decir, porque con los nervios temo quedarme en blanco".

Poco a poco, formándose y trabajando duro, Antonia Rodríguez Asenjo alcanzó el puesto de jefa de Administración, un cargo de responsabilidad que ostentó durante más de diez años. "Cuando entré era todo manual y sólo había 200 colegiados", recuerda ahora Antonia.

¿Cuál es el secreto de su éxito? Voluntad, perseverancia, afán de superación y llevar a buen término todos los trabajos que le encargaban. "Llegué a perder ocho kilos en dos meses", afirma. En definitiva, preparación y estar pendiente de todo. De hecho, desde un principio llevó la caja del Colegio, lo que demuestra la confianza que depositaron en ella tanto sus jefes como sus compañeros.

Pero este esfuerzo venía de familia, ya que Antoñita aprendió desde muy joven que el pan había que ganárselo. Procedente de una familia trabajadora, con un padre albañil y siete hermanos, Antonia permaneció en casa hasta que murió su madre, del que cuidó siempre. Así aprendió la necesidad de trabajar. "Nos hacía mucha falta". Después de unos años viviendo sola, se casó a sus 45 años, con una vida ya más que estabilizada, aunque la conexión con su marido fue tal que eso les hizo llevarse "muy bien".

Cuando Antonia se jubiló, hace ya dos años, sus compañeros decidieron organizarle una despedida por todo alto. El cariño que desprende esta mujer es tal, que no dejaron de llamarla Antoñita, por mucho que pasaron los años. "Yo les decía: no le digáis a la gente que me llamo Antoñita que se van a imaginar que soy una jovencita", bromea.

¿Qué le recomienda esta trabajadora a los jóvenes que salen al mercado laboral, hoy en día, con la crisis? Ante todo, Antoñita aconseja que "luchen por conseguir el trabajo y, una vez conseguido, que se lo ganen día a día, para no perderlo". De paso, también recomienda que aprendan lo bueno de los demás y no lo malo, luchar, aprender y, sobre todo, "no estancarse". "Yo sólo me he dado de baja dos veces, con dos operaciones que tuve. Lo indispensable".

Y esta mentalidad hizo que, hace dos años, el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos decidiera iniciar los trámites para homenajear a la entrañable Antoñita. "Del Colegio quiero hasta a las paredes".

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