El Gobierno abrió todas las vías diplomáticos para lograr la liberación de los 26 tripulantes del barco Playa de Bakio, secuestrados por piratas somalíes, sin poner en peligro su integridad física. Tanto la comisión coordinadora de seguimiento de este suceso que encabeza la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, como el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, pidieron "discreción y paciencia" para lograr llevar a buen fin la operación.
Así, el Ejecutivo envió a Mogadiscio al embajador de España en Kenia, Nicolás Martín Cinto, para acelerar la solución del secuestro, en una operación para la que se pidió la ayuda del Gobierno somalí, la OTAN y otros países con influencia en la zona.
El Ejecutivo rehusó dar a conocer detalles de la operación y los contactos diplomáticos que se llevan a cabo por considerar que, en casos de secuestros, es preciso "ser discretos, tener paciencia, hacer las cosas con profesionalidad, rigor y seriedad", según explicó el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Lo que sí confirmó el ministro es que "la premisa esencial" del Gobierno es no poner en peligro la vida de los 26 tripulantes del barco atunero español, que está secuestrado por piratas y está, al parecer, fondeado en un lugar de la costa somalí.
Buen estado. Uno de los pescadores, que se pudo poner en contacto con su familia ayer, afirmó que el grupo está bien. Además, explicó que los secuestradores tienen confinada a la tripulación en el comedor del barco, salvo al capitán y al jefe de máquinas.
Según este pescador, Mikel Arana, el grupo de piratas está formado por unas diez personas que parecen ser "militares, con tácticas militares y preparación militar" y que les informaron de que hoy acudirá al buque un mando para negociar.
Por otra parte, la OTAN, al igual que lo hizo el pasado lunes la Unión Europea, ha hecho pública una declaración de condena y de apoyo a los esfuerzos diplomáticos de España para resolver el problema.