Local

El enroque de Monteseirín

Las alusiones de Monteseirín a las bases del partido y a su candidatura se producen a menos de un mes de las asambleas que decidirán quién manda en las agrupaciones locales de la capital: Viera o los afines al propio alcalde. Foto: J.M.Cabello

el 15 sep 2009 / 11:20 h.

TAGS:

Las alusiones de Monteseirín a las bases del partido y a su candidatura se producen a menos de un mes de las asambleas que decidirán quién manda en las agrupaciones locales de la capital: Viera o los afines al propio alcalde.

Como aquellos oficiales napoléonicos de la novela de Josehp Conrad que se batieron durante 20 años en un duelo sin sentido, el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, y el secretario provincial del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera, han encontrado esta semana en la nominación del próximo candidato socialista a la Alcaldía de Sevilla un argumento más para continuar el áspero debate dialéctico que mantienen desde hace ya cuatro años.

Los reproches no son nuevos. Lo que cambia es el contexto. El secretario provincial del PSOE revalidó su liderazgo en la organización socialista en julio y anunció una "reflexión profunda" en Sevilla capital a partir de septiembre. Es decir, que haría valer en la ciudad su dominio aplastante en la provincia y marcaría unas nuevas reglas del juego con el dirigente que le dejó claro que tenía poco que hacer en el Ayuntamiento y que terminó por pedirle que diera un paso atrás: Alfredo Sánchez Monteseirín.

El alcalde, sin embargo, no está por la labor de compartir reflexiones con su compañero de partido. Por el contrario, se ha empleado desde entonces en una estrategia de revitalización de su figura basada en tres ejes: La aparición continua en los medios de comunicación con una retahíla de anuncios de todo tipo, la configuración del nuevo Gobierno municipal tras la dimisión de Urbanismo de Emilio Carrillo (por supuesto, antes de la "reflexión profunda" de la ejecutiva provincial y sin elevar a consultas los cambios) y, en esta misma semana, sus alusiones al modo en el que decidirá el PSOE a su cabeza de cartel para 2011, siempre con menciones al hecho de que a él lo eligieron "las bases".

¿Y porqué se emplea así ahora el regidor? Pues por algo tan sencillo como la necesidad de hacer ver que ni está amortizado para el puesto ni ha dejado de mandar en la ciudad. El mensaje se dirige a todos, pero en especial a esas bases a las que tanto alude : los militantes de las once agrupaciones locales de Sevilla capital.

Pues bien, si esto es lo que quería Monteseirín hay que reconocerle que ha cumplido con una parte de sus objetivos: el alcalde está marcando los tiempos después de su derrota sin matices en el cónclave provincial de julio y ha recuperado parte del terreno perdido. En su contra juega el coste político de la apuesta, pues ha ejercido su autoridad contraviniendo las indicaciones que le llegaban desde la dirección regional en pos de una pacificación del conflicto.

Queda un elemento, quizás el más sustancial. A finales de este mes se celebra el proceso de renovación de cargos de las agrupaciones locales del PSOE. Los grupos encabezados por el nuevo delegado de Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, y, en menor medida, por el edil de Movilidad Francisco Fernández, controlan la capital. Monteseirín, cuyos apoyos 'propios' en el seno del partido son casi testimoniales, los necesita para aguantar el envite de Viera y evitar que se instale la idea de que hay que buscarle una salida digna..antes de 2011.

Y aquí es donde radica el núcleo de la cuestión: más allá de lo que pueda pasar con Gómez de Celis o con un Emilio Carrillo que quiere jugar a ser la bisagra en un grupo dividido, la clave de lo que ocurre reside en que Monteseirín pretende parapetarse en la futura ejecutiva municipal socialista para hacer un cordón de seguridad frente a un Viera que, como dice gráficamente un miembro de la ejecutiva con sede en Clara Jesús de Montero, iniciará "el acoso y derribo a Monteseirín" tras la reunión que celebrará el Comité Provincial a finales de septiembre. El problema es el precio que puede pagar por ello.

  • 1