Se fue de vacaciones la Liga y nadie en el mundo, ni siquiera Pepe Mel, fue capaz de proporcionar una explicación plausible, ya no científica, de por qué el Betis hizo todo lo que hizo a lo largo de la temporada recién finiquitada. Cuatro victorias y el liderato para empezar, diez jornadas y un punto de 30 desde entonces, la resurrección a partir de aquella victoria ante el Valencia en el último minuto, el sinfín de choques decididos en el tiempo extra... Etiquetas como atípico, incomparable e inexplicable se aplicaron entonces al Betis, que hizo de la irregularidad una virtud compatible con el torneo de la regularidad y sólo aceptó comportarse como un conjunto normal en el tramo final.
La Liga ha regresado de sus vacaciones y el Betis se citó con ella en San Mamés, territorio inhóspito aunque las estadísticas contemporáneas digan lo contrario en el caso verdiblanco. Después de asistir atónitos al desarrollo de un partido de fútbol que más pareció una película sin guión, los béticos ya pueden ir empleando los mismos adjetivos para calificar a su equipo. Media hora de aspirante al título, media hora de aspirante al descenso, un cuarto de hora de carácter en el feudo donde más cuesta igualar en esa virtud al anfitrión... La actuación del Betis de Mel fue un compendio de todo lo bueno (pegada, fútbol de memoria del centro del campo hacia delante) y todo lo malo (fragilidad defensiva, sobre todo con el balón por arriba) que ya enseñó el equipo durante la pretemporada y un buen resumen de lo que fue en la última Liga. Pero sobre todas las cosas prevalece el triunfo. Y ojo al dato: marcar cinco goles en general es complicado; hacerlo fuera de casa, casi imposible; y que todos lleguen en jugada y con el balón raseado, como hizo el Betis, más parece un logro sólo al alcance del Barcelona.
Los puntos tapan las heridas, como en medicina, pero los especialistas deben ver más allá de la cicatriz. En el Betis está clara la enfermedad: faltan solidez defensiva y un recambio/acompañante para Beñat. En Bilbao también quedó claro. Si Vlada Stosic lo ve y lo enmienda, será el cuarto punto que habrá ganado el Betis en San Mamés.
