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El escenario político. Humildad y paciencia para afrontar lo que queda

El tiempo en el que nos encontramos es propicio para apelar a la humildad y paciencia de nuestros políticos para afrontar las que nos viene encima a partir de ahora. Lo más necesitados de lo primero, la humildad, son los socialistas, vencedores incuestionables de las elecciones andaluzas.

el 15 sep 2009 / 01:46 h.

El tiempo en el que nos encontramos es propicio para apelar a la humildad y paciencia de nuestros políticos para afrontar las que nos viene encima a partir de ahora. Lo más necesitados de lo primero, la humildad, son los socialistas, vencedores incuestionables de las elecciones andaluzas. Para evitar dudas ahí está esa nueva mayoría absoluta, sexto mandato de Manuel Chaves, cuatro años por delante, en fin, para preparar a Andalucía para el horizonte de 2014, fecha en la que se acaba el maná de los fondos europeos. Pero, también, supone el margen de tiempo adecuado para revitalizar a su partido, el PSOE y para preparar su sucesión. Y para eso, hace falta, igualmente, paciencia, sobre todo, para aquellos y aquellas que pretendan hacer realidad sus sueños antes de tiempo. Porque tan importante es aplicar los cambios que sean menester como elegir el momento más oportuno para ello. Sería imperdonable que la gestión que tiene por delante el nuevo ejecutivo de Chaves se vea afectado por los lógicos tirones internos que se van a producir a partir de ahora en el seno del socialismo andaluz. El proceso es lo suficientemente delicado como para que se haga con inteligencia y mesura.

La alternancia que está por llegar. En el PP, sus electores, sobre todo, tienen que armarse de paciencia. A lo que se ve, la alternativa que pretenden fraguar frente a los socialistas ha de esperar, al menos, cuatro años más para que se haga realidad de una vez por todas. Hasta entonces, deben aguantar animados por unos resultados que resultan alentadores pero insuficientes para tocar poder ahora. Han de conformarse con la ilusión de que algún día, más pronto que tarde, llegará al paraíso prometido pero para ello deben asumir un tramo más de la larga travesía del desierto que soportan en Andalucía. Y que mejor para ello que confiar sus destinos en la persona de Javier Arenas, el único que les puede sacar de esta situación. Así que lo dicho, paciencia, y apretar los dientes porque vienen curvas aunque al final se adivina una larga y plácida recta. Nada de esa ordinariez de pedir cabezas y dimisiones. Cambios, los justitos, ya llegará nuestra hora, dicen para sí.

La ruina andalucista. La humildad no vendría mal, tampoco, para los de de IU. Han salvado el tipo, incluido, su candidato Diego Valderas pero es ahora, más que nunca, cuando tienen que trabajar a fondo, para, una vez resuelto con éxito el rubicón de estas elecciones, no nublarse la vista y ensanchar al máximo esta organización sin estar pensando en pasar a cuchillo a todo aquel que se les ponga por delante. Sin embargo, a los andalucistas no sólo les hacen falta dosis de humildad y paciencia para asumir la ruina en la que se encuentran, si no, también, la sinceridad y honestidad suficiente para evitar salidas en falso. Hasta el momento, los argumentos que se están empleando por la actual dirección suenan descaradamente a un afán de perpetuarse en el cargo y quedarse con el chiringuito antes que en un verdadero deseo de abrir un proceso de renovación, a fondo, de ideas y personas.

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