Cultura

«El escritor fracasado y el exitoso se necesitan»

Tras el éxito de 'Abril rojo', Roncagliolo regresa a la novela con una ambiciosa trama.

el 16 sep 2009 / 00:25 h.

-Primero escribe sobre Sendero Luminoso, ahora sobre la dictadura de Trujillo. No va a poder sacudirse la comparación con Vargas Llosa ni a tiros.

-Bueno, esta vez he conseguido al menos que Vargas Llosa sea uno de los personajes de la novela [risas]. Mi intención era escribir sobre el fracaso literario, sobre un novelista que quiere tener éxito y sólo salta de humillación en humillación, y una de las peores humillaciones es estar frente a tu icono literario y que éste sólo te encuentre entretenido. Sin duda, cuando eres peruano y escribes todo el mundo intenta situarte respecto a Vargas Llosa, pero no puedes olvidar que estás en un país que él inventó. Por eso me parecía divertido ponerlo ahora en una invención mía.

-Su protagonista sueña con la gloria literaria, pero se ve obligado a hacer trabajos sucios, alimenticios, ¿vivió usted eso?

-Trabajos sucios hice un montón, y algunos ni siquiera eran alimenticios. Pero en la novela también aparece un escritor de éxito llamado Santiago Roncagliolo, con el que el fracasado se lleva fatal. El fracasado odia al exitoso, lo envidia, pero a la vez necesita que lo lea, que le preste una frase para la fajita de sus libros. Y el exitoso desprecia al fracasado, pero para tener éxito necesitas que mucha gente haya fracasado. Es una paradoja que siempre está presente en la carrera de un escritor, y la industria en eso es cruel: por bien que te vaya, sabes que nada es para siempre.

-¿Cómo se cura uno del vértigo del éxito?

-Tras la novela anterior me preguntaba, ¿escribiré otra que vaya tan bien? Pero escribo en cada momento lo que el cuerpo me pide, y trato de estar más atento a lo que pasa dentro de mí que lo que pasa fuera. Entre otras cosas, porque dentro están las cosas más bajo mi control.

-En Memorias de una dama se dan cita la mafia, la CIA, el fascismo, Jackie Kennedy, la Revolución cubana... ¿Se ha documentado mucho o le ha echado mucha fantasía?

-Está poco estudiado, pero todo eso pasó. Estados Unidos usó a la mafia para la ocupación de Italia tras la II Guerra Mundial, y cuando terminaron el trabajo les dejaron Cuba. El personaje de Giorgio Minetti primero conspira contra Trujillo, luego trabaja para Mussolini, luego para la CIA... Sólo quiere sobrevivir en un mar turbulento.

-Su novela Pudor fue llevada al cine. ¿Funcionaría igual Memorias de una dama o la anterior Abril rojo?

-Creo que Memorias sería más una serie que una película. Y sería cara: habría que reflejar el mundo de los ricos, París, Cuba, Estados Unidos, necesitaría vestuario de época... La ventaja de las novelas es que no necesitan departamento de producción, nada deja de hacerse por falta de dinero. Todo lo que la imaginación cree, es viable. Con Abril rojo hemos negociado un primer derecho, pero también sería una costosa.

-Andrés Neuman, compañero suyo en el encuentro Bogotá 39, acaba de ganar el premio Alfaguara. ¿Cree que forman generación, grupo o algo parecido?

-Mmmmm... [se lo piensa] No. Y creo que, precisamente porque no hay grupos, todos nos llevamos mejor. Cada uno tiene su propia voz, ve las cosas a su manera. Cuando hay grupo, se tiende a decir al resto del mundo cómo hay que escribir. Me alegro mucho por Andrés, que es uno de los tipos más divertidos de Bogotá 39 y se lo va a pasar muy bien.

-Ahora participa en una tertulia radiofónica, ¿qué le aporta como escritor?

-Es una labor periodística que me gusta mucho. Uno está en Washington, otro en Argentina, yo en Barcelona, y nos dedicamos a hablar de la actualidad. Somos cuatro personas completamente diferentes y puedes imaginar cómo es todo, pero para mí es un honor trabajar con gente como Boris Izaguirre, Álvaro Vargas Llosa, Jorge Lanata y Gemma Nierga.

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