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Cultura

El espejo de Maalouf

Maalouf es capaz de ponernos un espejo en el que veamos a 'los otros': y tienen nuestra cara.

el 09 jun 2010 / 18:50 h.

Las Letras y la Concordia. Maalouf podría haber competido en ambas categorías del Premio Príncipe de Asturias. En Letras por ser uno de los escritores que han devuelto al gran público el gusto por las novelas bien hechas, correctamente ambientadas, escritas con conocimiento de causa... y, sin embargo, capaces de convertirse en best seller: León el Africano ha acercado a millones de lectores europeos un mundo cercano sin caer en clichés trasnochados.

Y en Concordia por lo que expresa. Maalouf es uno de estos escritores que han decidido utilizar la pluma como arma. No cabe quedarse sentado y menos cuando uno tiene fama de estar encajado entre dos culturas (la occidental y la islámica) aunque pertenece a una sola: la universal.

También se le podría describir como atrapado entre dos fuegos: las hogueras de quienes abogan por amurallar Europa frente a lo no occidental-cristiano, y la gasolina de quienes están transformando el islam en una nueva secta totalitaria.

La voz del escritor libanés es necesaria frente a esta rentable guerra que unos y otros promueven bajo el marchamo del choque de civilizaciones. Porque nos recuerda que el pueblo no es el que choca, sino quien es machacado.

Y que la única manera de hacer frente al totalitarismo del nuevo islam no es oponerle "valores cristianos" (¿hemos olvidado las Cruzadas?), sino valores universales. Ésta es la esencia de su último libro El desajuste del mundo: cuando nuestras civilizaciones se agotan (Alianza).

Y así lo explicó en una entrevista reciente: "Hay una idea fija según la que el fallo de Occidente es que intenta imponer sus propios valores al resto del mundo. Es al contrario: el fallo de Occidente es que no ha respetado sus propios valores. Porque son universales y hay que tener el valor de asumirlos".

Los derechos humanos, la igualdad entre sexos, la democracia valen para todos. El error de Europa es actuar como si a "los del otro bando" no les hiciera ninguna falta. Su voz pausada se ha oído poco hasta ahora en este debate: el público prefiere a los telepredicadores y los demagogos vociferantes.

Es hora de que le escuchemos. Porque Maalouf es capaz de ponernos un espejo en el que veamos a los otros: y tienen nuestra cara.

Ilya U. Topper es escritor y coordinador de la revista mediterraneosur.es.

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