Local

El espejo en el que se mira la ciudad para ser reflejo del nuevo siglo

El Centro se ha renovado con los años. Hasta él han llegado los avances que el siglo XXI le ha regalado a la ciudad. Sus calles, sus vecinos, todo ha cambiado, pero la esencia de este distrito sigue siendo la misma que fue durante siglos

el 20 ene 2011 / 18:22 h.

TAGS:

La implantación del sentido único de la circulación en la Ronda Histórica, puesto en marcha durante el mes de agosto de 2008, generó una mayor fluidez en el tráfico rodado

El Centro ha sido desde siempre la mejor carta de presentación que ha tenido Sevilla de cara al exterior. No es para menos, pues entre sus calles se agolpan los monumentos más representativos de una ciudad que, en su afán por crecer de la mano del nuevo siglo, ha querido devolver al ciudadano todo aquello que ha hecho de Sevilla una de las ciudades más hermosas del mundo. Entre sus angostas calles, ésas que dibujan un laberinto eterno de recovecos por descubrir, se encierra toda la cultura, el patrimonio y la idiosincracia de un pueblo que ha vuelto a encontrarse en esta década con un distrito, un barrio, que es el hogar de todos los sevillanos.

Las calles del Distrito Casco Antiguo son el reflejo de la Sevilla de siempre, una ciudad humilde y acogedora que se ha ido adaptando a la nueva imagen que les proponía la ciudad. Cambios que, a gran escala, no han sido más que el resultado de un proceso de colaboración entre Sevilla y los ciudadanos, pues no hay que olvidar que aquello que la ciudad es hoy no es más que lo que los propios sevillanos han querido. Y es que si hay un ejemplo vivo de esta reconstrucción ciudadana, ése es sin duda el propio Distrito Casco Antiguo que, sin perder ni un ápice de su esencia, ha sabido ser y sentirse la viva imagen de la Sevilla que se asoma a su nueva realidad.

Una zona articulada en torno a una docena de barrios, con más de 55.000 habitantes, pero que cada día se llena de ciudadanos que acuden al Centro por motivos laborales, comerciales o, simplemente, a disfrutar de todo lo que el distrito le regala a la ciudad. Es éste el verdadero encanto del Casco Antiguo, el hecho de ser una zona que renace cada día entre los miles de sevillanos que acuden a ella, los mismos que revalorizan la capacidad comercial de sus calles, convirtiendo al Casco Antiguo en un gran centro comercial que repercute positivamente en el aumento de la riqueza de la ciudad. Precisamente esa masiva llegada de sevillanos a diario al Centro fue la que motivó la puesta en marcha de un plan ambicioso que estaba llamado a cambiar la imagen del Casco Antiguo, claro está sin renunciar a esa Sevilla de siempre que tantos parabienes le había reportado durante estos años.

Tocaba redescubrir Sevilla y transformarla en una ciudad que acogiera en sí todas las mejoras propias del nuevo siglo. El primer reto pasaba por devolvérsela a los sevillanos, iniciando así un proceso de peatonalización en algunas de sus calles más emblemáticas que pasaron a mostrar un paisaje, casi desconocido para muchos, en el que el peatón ganó la partida al vehículo privado, eje de este nuevo concepto de urbe moderna y sostenible. Cual tela de araña, el nuevo modelo de Sevilla se fue extendiendo desde Puerta Jerez a Plaza Nueva, del Salvador a la Alameda, constituyendo un nuevo mapa de ciudad que se enfrentaba ahora a un reto más ambicioso aún: dotar al Casco Antiguo de los medios de transportes necesarios para que el Centro no quedara desierto.

TRANSPORTES SOSTENIBLES. En el nuevo diseño del Centro estaba llamado a jugar un papel destacado el modelo de transportes que. al igual que en el resto de la ciudad, debía apostar por un proyecto sostenible. Nació así una red de carril bici que fue cambiando el paisaje de toda Sevilla y, más en concreto, de las calles del Casco Antiguo. Casi una década después, la zona de los Jardines de Murillo se ha convertido en la que alberga el mayor número de desplazamientos en bicicleta de toda la ciudad, con unos 500 cada día laborable. Honor que comparte con la Avenida de la Constitución, convertida en el segundo punto más transitado por este transporte.

Aunque si ha existido un medio capaz de modificar el paisaje de la ciudad, ése ha sido el Metrocentro. Nacido al amparo de la peatonalización de la Avenida de la Constitución, constituye un modo de desplazarse limpio y silencioso que acerca la Plaza Nueva hasta el Prado de San Sebastián. Precisamente esta zona ha pasado a a ser un intercambiador por el que pasan a diario miles de sevillanos que hacen uso de los autobuses urbanos, del propio Metrocentro, o de la Línea 1 del Metro, la otra gran apuesta en materia de transportes. Han pasado casi dos años desde la puesta en marcha de la primera línea del metropolitano y algo menos de 20 millones de usuarios han disfrutado ya de este medio de transporte que una el Centro con Dos Hermanas y dos localidades del Aljarafe.

Esta nueva concepción del modelo de transportes también generó cambios en la empresa pública de autobuses urbanos. Tussam era el principal medio utilizado por los sevillanos para acceder al Centro, había por tanto que adaptarlo al concepto de sostenibilidad pero sin renunciar a su funcionalidad. Así, la parada de regulación situada en la Encarnación se trasladó a la Plaza Ponce de León, mejorando de este modo el acceso de los vehículos y de los usuarios. La apuesta se completó con el uso de autobuses propulsados por gas natural -actualmente el 40% de la flota- y con la implantación del primer vehículo eléctrico que cubre la ruta de la línea C5 por las calles del Casco Histórico.

A pesar de ello, el vehículo privado seguía siendo un medio de transporte muy utilizado por los sevillanos, y el reto pasaba por facilitar la conducción en las grandes avenidas de la ciudad. En agosto de 2008, la Ronda Histórica, cinturón que rodea al distrito, se adaptó al sentido único, desde la Barqueta hasta la Florida, posibilitando una mayor fluidez en el desplazamiento de vehículos privados en torno al Centro, cerrando así el nuevo modelo de transportes acorde a la nueva Sevilla que estaba emergiendo desde el distrito.

  • 1