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El espíritu de campeón y la renta ya son historia

El Sevilla sufrió un duro correctivo ante el Barcelona que desplegó el gran juego demostrado esta temporada. Los de Jiménez encajaron pronto el primer gol (minuto 2) y por momentos parecieron un juguete en manos del Barça.

el 16 sep 2009 / 01:44 h.

El Sevilla, con una de las peores noches que se le recuerdan no sólo esta temporada sino en los últimos tiempos, tiró definitivamente por tierra la imagen de equipo campeón que tanto trabajo y tantos años le costó conseguir; eso y su colchón de puntos para ir a la Liga de Campeones.

Que el Barcelona, una máquina de jugar al fútbol, te derrote es algo que entra en los planes de cualquiera, pero que te derrote como si de un partidillo contra juveniles se tratase, es otra cosa muy distinta. Sobre todo si el club, como es el caso, ha realizado un desembolso millonario, histórico, para competir con los mejores y el equipo, cuando llega la hora de afrontar las citas importantes, no es capaz de dar un nivel medioaceptable. El espíritu de campeón que el Sevilla paseaba hasta hace poco es, definitivamente, historia. Ayer, su imagen fue pésima. Y por si fuera poco, ha desinflado él mismo su colchón de puntos, que ahora es de sólo dos sobre el Valencia.

El Sevilla le duró al Barça dos minutos. Justo el tiempo que necesitó Iniesta para ver una autopista en el centro del campo, plantarse en la frontal del área sin que nadie le saliese al paso y poner el balón en la red con un magistral disparo de rosca ante un Javi Varas, para colmo, adelantado. El 1-0 ejemplifica lo que fue el partido: un auténtico paseo culé.

Ni el Sevilla fue rival para el líder ni lo será nunca mientras no cambie ciertas cosas. Su forma de encarar los partidos más exigentes, y de eso hay muchos y recordados ejemplos esta temporada, volvió a dejar mucho que desear. Ayer, Manolo Jiménez confirmó -por si alguien tenía alguna duda- que lo de ir partido a partido es sólo verborrea y que su mente estaba más puesta en ganar al Real Madrid de Juande Ramos que en tumbar al Barcelona.

La suplencia de tres indiscutibles como Kanouté, Duscher y Renato, especialmente la del primero; la presencia de un futbolista como Maresca cuyo rendimiento ha caído en picado para contrarrestar el mejor centro del campo de Europa; y la decisión de emparejar a Jesús Navas con Daniel, algo que jamás funcionó, escenificaron el desastre.

El 2-0 con el que se llegó al descanso fue en realidad un premio para el Sevilla. Eto'o, culminando un jugadón de Xavi e Iniesta, aumentó la cuenta azulgrana antes del paso por vestuarios; el resto de sus compañeros, hasta en cinco ocasiones claras, perdonaron. Lo mismo que Navas a centro de Capel -el mejor del equipo ayer- y luego Koné, otra apuesta absolutamente errada.

MÁS ESPERPENTO. Para sorpresa de todos, Jiménez sacó a Kanouté tras el descanso. Si su idea era darle un respiro, pudo haberlo hecho sacándole de inicio y quitándole al descanso. Al final, el franco-malí tuvo que matarse a correr, y encima con un saco de goles en contra, ya que en el minuto 3 de la segunda parte Xavi hizo el 3-0. Fue otra jugada reveladora en la que nadie es capaz de evitar que los jugadores del Barça toquen y toquen el balón en la frontal del área hasta que acabó en la red. Seis minutos más tarde, escapándose de Mosquera, Henry hacía el cuarto. No hubo más sangre. De milagro.

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