Economía

«El Estado del Bienestar debe ajustarse»

El director general del Instituto Internacional San Telmo , Antonio García de Castro, considera que las empresas que, incluso en crisis, crean riqueza y empleo son las verdaderas semillas de la recuperación

el 16 may 2010 / 20:07 h.

Antonio García de Castro en la sede sevillana del Instituto San Telmo.

-¿Qué inquietudes le transmiten los empresarios y directivos que vienen a formarse a esta escuela de negocios?

-En estos momentos hay tres tipos de empresas. La primera, la que, a pesar de la crisis, sigue ganando dinero y creando empleo y riqueza. Sus directivos incluso se sorprenden del porqué les va bien, y nosotros les transmitimos humildad para reflexionar sobre las causas y si les queda algo que hacer para hacer frente a futuras crisis. La segunda, aquélla que sí le afecta la crisis, y sus directivos se muestran nerviosos porque no saben si tienen futuro. Nosotros les ayudamos a realizar un diagnóstico profundo y, si realmente tiene futuro, cómo encararlo. Y la tercera, aquélla que sufre la crisis con profundidad y, si no tiene posibilidades, planteamos la ruptura, como vender o cerrarla parcial o totalmente.

-Hábleme de las primeras.

-Le puedo hablar de la malagueña Mayoral que, pese a la crisis del sector textil en Andalucía, gana dinero y crea riqueza y empleo. Le puedo hablar también de Ebro Puleva, Servinform, Abengoa o Cosentino. ¿Características comunes? Un producto de calidad, están internacionalizadas en producción y ventas, tienen un equipo directivo comprometido, la propiedad aprovecha las oportunidades para invertir y están financieramente saneadas.

-¿La formación ha sido una gran sacrificada en estos tiempos de crisis?

-En este tipo de empresa, no, creen en la formación continua. En cambio, otras sí la han recortado, una decisión errónea, pero a veces inevitable.

-A partir de la convivencia que aquí tiene con los directivos, ¿cabría hablar de que iniciamos la recuperación?

-Oí hablar de brotes verdes en la primavera de 2009, año que se recordará como el de mayor recesión mundial en tiempos de paz y, en España, con niveles de paro muy altos. Por tanto, hay que ser muy rigurosos al hablar de semillas de recuperación. Para mí, las semillas serán aquéllas empresas que, aun en crisis, son capaces de generar riqueza y empleo. Muchas incertidumbres nos aconsejan ser cautelosos. Así, aunque el último dato de riqueza [del PIB] es alentador, aquellas podrían conducir otra vez a la recesión. Si hacemos lo que tenemos que hacer, quizás 2010 sea el último año de estancamiento, pero requiere esfuerzo y sacrificio. El empleo se estancará cinco años y se recuperará poco a poco a partir de 2014. Son las perspectivas más realistas.

-¿Realistas o pesimistas?

-Realistas. Las pesimistas son caer de nuevo en la recesión y que siga subiendo el desempleo.

-¿Qué hay que hacer que no nos atrevemos a hacer?

-Reestructurar bancos y cajas y ajustar el Estado del Bienestar con el apoyo de toda la sociedad, para reconocer qué es lo que nos podemos permitir desde el punto de vista del gasto social, siempre atendiendo a los más desfavorecidos. Una cosa que ha hecho bien este Gobierno es decir que la crisis no la pueden sufrir en mayor medida la clase trabajadora ni los colectivos más desfavorecidos. El Estado del Bienestar en algunos países europeos más ricos que España no llega a nuestros niveles. ¿Vamos a ser capaces de mantenerlo? Hace falta una reducción inteligente del gasto público. No pongo en primer lugar al Gobierno, sino a comunidades, diputaciones y ayuntamientos.

-¿Reforma laboral?

-Más que el coste del despido, que sí es importante para las empresas que, teniendo futuro, han de reestructurarse para no desaparecer, habría que hablar de productividad, absentismo laboral o de eficacia en la administración pública y que son más importantes para el futuro que el simple coste del despido.

-¿Y de dónde recortar en el Estado del Bienestar?

-No conozco ninguna empresa donde no se hayan podido reducir los gastos al menos un 30% sin afectar a lo básico. Estoy convencido de que en la Administración pública también se puede hacer. Por otro lado, una persona que queda desempleada tiene derecho a seguir manteniendo a la familia con la ayuda de todos, si bien hay que evitar el fraude; si la economía sumergida aflora, habrá ingresos; se debería plantear si son necesarias tantas líneas de fomento de la iniciativa empresarial en tantos organismos privados y públicos y si son útiles; hay que plantear qué colegios lo están haciendo bien y cuáles no independientemente de que sean públicos, privados o concertados... En suma, ser más eficaces. Eso se hace en las empresas y se puede hacer en la Administración pública.

«La mejor inversión, educación» 

-Nueva economía, nueva cultura emprendedora. ¿Son ideas acordes con el sistema educativo y con los niveles de fracaso escolar que tenemos?

-No. La mejor inversión que a largo plazo puede hacer cualquier sociedad es invertir en una educación que transmita los valores del esfuerzo, la constancia, el valor de superación, el respeto a las personas, la prudencia, la profesionalidad. Algunas medidas ya se están tomando, como apoyar al profesorado y a las instituciones que lo hacen bien, pero hace falta un pacto por la competitividad en la educación, ayudando a los colegios que mejor lo hacen con independencia de si son públicos, privados o concertados.

-¿Qué aprender de esta crisis?

-Tengo clarísimo que las raíces profundas de esta crisis son éticas. Imprudencia, vanidad, soberbia, consumismo, codicia, corrupción. Ganar dinero y rápido era el mensaje. La creación de riqueza exige esfuerzo y sacrificio y las sociedades sanas crean riqueza a largo plazo, no a corto. Me ha alegrado leer que Griñán había dicho que una ayuda al desempleo no es para vivir del cuento, eso lo deberíamos haber dicho hace mucho tiempo.

-¿Un mensaje?

-El mensaje que quiero dar es que es casi imposible salir de la crisis actual sin ajustes profundos con el compromiso de todos, los grandes partidos nacionales, los nacionalistas importantes, los empresarios, los sindicatos e incluso toda la sociedad civil.  

  • 1